HERMANA PIEDRA… !CUÉNTAME! Parte (II).

[Càstor A. Olivier O.]

Parte (II) de (III)

Ahora estoy frente a ti, y te contemplo,
eres realmente hermosa
tienes partes preciosas y valores inmensos,
tus labios de rubí de rojo encendidos,
tus ojos de zafiro
como el azul del cielo entristecido,
es tu piel de esmeralda
como el musgo del verde vegetal,
tu corazón alumbra en las tinieblas
de insoluble diamante
tu rostro, tu endurecido rostro
de mármol y granito y cuarzo
que adornan tus mejillas de ópalo y grafito
colores entornados de tu piel natural.

Aún estoy ante ti,
acaricio tus manos de alabastro
con textura de mármol traslúcido
y visos decolores,
tus uñas con diáfana frescura
de alúmina cristalizada
corindón de colores de tu efigie inmortal.

Tú, emergiste de la fusión del fuego.
Tú, que has cristalizado tu ser
has soportado los vientos y las lluvias,
los cambios atmosféricos,
los rayos calcinantes.

¿Cómo te sentirás ahora en el fondo del mar
en sutiles tinieblas, en el polo glacial?
Ahora te cubren témpanos de hielo,
y tu intrínseca alma de aquel fuego inmortal
no siente las caricias del sol,
sumergida, helada como aurora boreal.
Tú, que eres la primogénita de nuestra creación,
el soplo original.
¡Cuéntame! Algo, de tales cosas,
sí, esas terribles cosas que nadie pudo ver
que sólo tú, pudiste soportar,
sólo tú, te encuentras todavía
desde aquel punto de partida
de nuestra evolución.

Tú, que reúnes los más bellos colores naturales
en tus exiguas partículas preciosas.
¡Cuéntame! ¿Cómo es que has reunido
los colores del iris en tu ser?
En el vientre sutil de tus entrañas,
en tu médula abismal, recóndita y sombría.
¿Cómo has podido conservar toda la belleza universal
dentro de esa coraza impenetrable?
¿Dónde reposa tu alma dura y sólida?
¡Cómo! ¡Dónde!... ¿Háblame?
Lléname de tu belleza de colores.

© Cástor A. Olivier O.
El hijo del Cisne.
Venezuela.