Carla toma un balde y se dirige al río, sudorosa busca el camino entre los árboles para encontrar frescura. Piensa en lo cansada que está, en sus hijos, en el sacrificio que hacen con su esposo para que sus niños vayan a la escuelita, en su vivienda humilde… Llega al río, se refresca la cara y se recoge el cabello azabache. Sentada en la orilla quiebra en un llanto tan desesperado que ahuyenta a los pájaros que picotean a su alrededor. De repente se le acerca una bella joven desconocida y se sienta a su lado. Le pregunta qué le sucede. Carla le cuenta, la jovencita la escucha atentamente y la mira con dulzura a los ojos diciéndole:
—Aunque es difícil, ¿pensaste que muchas mujeres no poseen ni la mitad de lo que vos tenés? Lo que se posee debe valorarse, siempre hay alguien que tiene menos.
Carla sintió un soplo de frescura en su rostro y recapacitó, quizás la joven tenía razón, quizás con los años se verían los frutos del esfuerzo. La jovencita adivinando su pensamiento asiente con la cabeza y le responde que tendría su recompensa a través de los logros de sus hijos.
—Disculpe señorita, ¿de dónde es y cómo se llama? Nunca la vi por estos lugares— pregunta con curiosidad.
—No soy de aquí, ni de allá. Soy del mundo y lo recorro conociendo a muchas personas que como vos necesitan una palabra de aliento. Mi nombre es Esperanza.
Carla extendió su mano para saludarla, pero en segundos la hermosa doncella desapareció. La mujer entendió que ese día y todos los días que siguiesen, Esperanza tendría muchas visitas consoladoras para realizar.
Nélida Magdalena Gonzalez
Argentina
Autorizo la publicación en la antología virtual.
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Teodora E. Leon Salmon, ¡mil gracias por leer mi relato! Abrazos ♥
La esperanza se encuentra en todos los ordenes de la vida. No la vemos pero allí esta si se necesita.
Gracias Nélida Magdalena por compartir tu relato.
Felicitaciones. Un cordial abrazo.
Muchas gracias, J. Jesús Ibarra Rodríguez por leer mi relato. Un saludo enorme desde Buenos Aires.
Que belleza.
Porsupuesto que estará en el libro.
Felicidades por tu bello relato
Maria Mamihega, mil gracias por tus palabras. Abrazo.
Muy bonito microrrelato amiga Nelida. Felicitaciones muy sinceras desde mi Caracas/Venezuela.
Manuel Antonio Ibarra Acosta, mil gracias por leer mi microrrelato y por comentarlo. Un saludo enorme desde Buenos Aires.
Hermoso microrrelato querida autora, un gusto disfrutar de la lectura. Bendiciones.
Ma. Gloria Carreón Zapata. Mil gracias por leer mi relato, abrazo enorme desde Buenos Aires.
Nelida...que relato tan conmovedor.... es que la Esperanza nos anima y nos consuela mi querida. cuando te lei recorde tanto la cancion de trapito gracias por tan hermoso relato Felicitaciones Alicia.
Estimada, Alicia. ¡Qué hermosa su devolución! Mil gracias por leer mi relato, abrazo enorme desde Buenos Aires.
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