Antes de realizar una breve reseña sobre la obra De espadas y duendes, del escritor argentino Marcelo Moreyra, Editorial: Creativa 2014, voy a permitirme una reflexión, para los lectores. Como es sabido por muchísima gente, el viejo Mester de Juglaría, fue un movimiento construido por los juglares. Estos, en la Edad Media, eran cantores que iban de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, de corte en corte, recitando versos con las hazañas cumplidas por los héroes del momento. Como puede intuirse, tal literatura era solamente oral. Sus estrofas eran de un número ilimitado de versos hexadecasílabos (16 sílabas) ,monorrímicos (una sola rima) asonantes. Es de pensar que los juglares, en algún momento hacían una pausa, debido a que los versos eran demasiado largos. Observaciones posteriores dieron cuenta de que tal pausa era hecha en el centro del verso, como es natural pensarlo. Estas pausas centrales constituyen lo que hoy día se llaman "hemistiquios". Ahora bien, cuando los juglares partieron cada verso por la mitad, les resultaron versos octosílabos, pero con una característica muy particular: los versos impares quedaron como versos libres (sin rima) y los pares siguieron siendo monorrimos asonantes. Así nació el romance. Primero oral y, en consecuencia, anónimo. Ejemplos son el Poema del Cid, el Romancero del Cid, las crónicas de Los siete infantes de Lara Veamos este verso del romance antes citado: “La mala de doña Lambra // para el conde ha adeliñado”. , o estos otros del Poema del Cid: “E los que conmigo fuéredes // de Dios hayades buen pago // e los que aquí fincaredes // quiero irme vuestro pagado” . Las doble barras inclinadas, colocadas por nosotros, indican el lugar del verso en donde se detenía el juglar. Luego, la estrofa fue aceptada por los poetas y fue entonces cuando nació el romance escrito, con las variantes que ya oralmente hacían los juglares. Dos ejemplos son el Romancero gitano, de García Lorca y De espadas y duendes, de Marcelo Moreyra. Esto quiere decir que cuando escribimos un romance, construimos una o más estrofas con un número ilimitado de versos. Tales versos , cuando son impares, no riman con nada. Cuando son pares, todos riman asonantemente.
Conocedor de estos antecedentes, Marcelo Moreyra va construyendo su libro, de una manera orquestada formalmente. Detengámonos en este ejemplo, tomado del romance “Lluvias de octubre” , p. 21, y constatemos la fidelidad ante la construcción de la heredada estrofa
Hierve la bruma en las piedras (8 sílabas, 0 rima)
con azules llamaradas........................(8 sílabas, rima a-a)
abren la siesta los duendes.................(8 sílabas, 0 rima)
con su alforja de chicharras,...............(8 sílabas, rima a-a)
naranjas de breve ausencia……………..(8 síl. 0 rima)
entre las manos calladas..................... (8 síl. rima a-a)
Hasta ahora nos hemos detenido únicamente en la forma de la expresión. En la cita siguiente, hemos observado el cumplimiento de la ley del acento final, en el tercer verso, finalizado en una palabra esdrújula y el uso de la dialefa, en el cuarto verso: de - a - zu – la – dos... y no: dea-zu – la – dos... En el nivel de la forma del contenido, Moreyra nos aporta un conocimiento que tiene como base su mundo afectivo, como en “Día sin rosas”, (p.18), en donde leemos: “Tampoco traje las cuerdas // musicales de los días // ni la cítara de pájaros // de azulados contornos. // Sólo (sic) los brazos cansados // de la tierra retorcida // y los rumores dolientes // de la espalda con espinas. De la misma manera, percibimos el conocimiento de su entorno misionero (Aclaramos, natural de Misiones), palpado en “Cañón azul” (p.25), en “Caburé-í” (p.97) y en “Mi tierra”, entre otros. Pero no se detiene en el localismo, característica que consideramos como recipiente de un gran valor lírico. El poeta eleva también su voz, para darnos a conocer el mundo argentino, como en “Viento de Otoño”( p.49), en Estación” (p. 126), en “Veteranos de Malvinas”(p.134) y en “El mate”(p.57). También nos acerca a un sentimiento latinoamericanista, en una especie de concierto universal, pero desde la América nuestra, como la llamaba José Martí. Esto puede notarse en sus poemas “Cuba”(p.114), “Sudaca” .(p.124), en donde el autor nos hace recordar el término peyorativo con el que en España, hasta hace muy poco tiempo, designaban a los latinoamericanos. Este logro, aquí anotado, se encuentra, fundamentalmente, en toda la parte denominada, con una lexía muy bien lograda, como lo es “A la Aboriamérica”.
Ahora bien, como suele suceder en muchos de los poetas que seleccionan el verso métricamente concebido, a veces pueden colarse algunos descuidos métricos, como cuando este autor utiliza versos heptasílabos en el desarrollo de algunos poemas. Son algunos ejemplos: “Hoy no te traje rosas”, en “Día sin rosas”, “Con espadas y duendes”, de “De espadas y duendes” (p.100), que con un poquito de calma, hubiesen podido ser “Hoy no te traje [las] rosas” o “Con espadas y [con] duendes”. Hemos observado también el uso de versos eneasílabos, como en estos casos: “el ‘Fortunato’ sin fortuna”, de “Veteranos de Malvinas”, o en “levantando oscuras palomas / desterrando soles y esencias”, de “De espadas y duendes”. Sin embargo, los descuidos métricos señalados en esta bien orquestada obra, como la definiéramos supram, no son impedimientos relevantes para no decir que De espadas y duendes, de Marcelo Moreyra, es una obra que puede inscribirse dentro de los parámetros deseados para la enseñanza del romancero. A manera de colofón, no vacilamos en recomendar la lectura de esta muy bien lograda obra, la cual a nosotros nos pareció no solo maravillosa sino también de un conocimiento interesante por parte de los lectores de una buena poesía, en general, como de los interesados en el hermoso mundo del romancero.
Roma, agosto del año 2014.
Comentario
Tremenda aportación dimensionalmente UTIL mi querido Sr. Gonzaga!
Si, los juglares eran aquellos que iban de pueblo en pueblo recitando sobre todo los poemas épicos. Eran largos como usted bien dice y desde luego tenían que hacer un alto para tomar aliento y poder continuar. ¡Ah mire, así nacen los hemistiquios... no lo sabía! Claro que imagino que de alguna manera contaban las sílabas de los versos declamados no? Porque cómo sabían que entre octosílabos debían hacer un alto y si eran más o menos? Bueno creo que eso fue un resultado que vino posteriormente.
A ver, a ver, en esta parte:
En el nivel de la forma del contenido, Moreyra nos aporta un conocimiento que tiene como base su mundo afectivo, como en “Día sin rosas”, (p.18), en donde leemos:
“Tampoco traje las cuerdas
musicales de los días
ni la cítara de pájaros
de azulados contornos. ¿? acá toca terminar en I A... por qué dice usted que no debe ir?
Sólo (sic) los brazos cansados
de la tierra retorcida
y los rumores dolientes
de la espalda con espinas.
Si, coincido con Delia Dr. Gonzaga, esa parte nomás me dejó pensando, porque no la entendí bien del todo, si es romance, tocaba una rima asonantada, por qué no la tiene?
Muy agradecida mi querido doctor!
Un abrazo inmenso!
Gracias, amiga Delia. También es pintor, un dato que podría ayudarte en tu pesquisa. Lo conocí en Los Ángeles, el 2014, en un encuentro de poetas, patrocinado por la SIPEA, de México.
Me encantó tu ensayo, Luis, es sumamente didáctico. Sinceramente, no conocía este escritor siendo argentina y lectora toda mi vida de literatura y, en especial, de poesía. ¡Qué importante el aporte que haces a OME! Agradezco muchísimo esta información que das sobre este escritor de romance, me abocaré a buscar su obra, has despertado mi entusiasmo por conocerlo.
¡Felicitaciones!
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
© 2024 Creada por Aimee Granado Oreña-Creadora. Con tecnología de
Insignias | Informar un problema | Política de privacidad | Términos de servicio
¡Tienes que ser miembro de ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME para agregar comentarios!
Únete a ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME