He tomado

tu mango de madera
y resuelto
a domeñar el apetito
te hundo
en la carne del vacuno
que en el plato
jugoso se presenta,
y al filo
de tu acero reluciente
las fibras,
lentamente se deshacen
y logra el tenedor
formar el búcaro,
que ávido
engullo de un bocado.
.
Y otra vez
la mano diestra
te esgrime hacia el sol
del alimento,
el mismo que calma
en este día
mi hambre,
que es el hambre
de los pueblos,
aunque algunos
naveguen por la tierra
sin contar con la suerte
de un almuerzo,
y otros sacrifiquen
con sus fuerzas
la aurora feliz
que da el sustento.
.
Pero tú
te encuentras en mi mano
con el bruñido
canto de tu acero,
que antes de templarse en una fragua
era un simple hierro
que saliera
del túnel quejumbroso
donde hombres,
luchando con sudor
y aspirando
un aire siempre negro,
olvidados de Dios
y la familia,
a coraje de pico
te extrajeron.
.
Y afuera de el hoyo
donde estaban,
había niños
delgados y morenos,
que formaban
sus muslos en la huella,
esperando el día
siempre aciago
que los precipitara
hacia el agujero,
donde ahora
sus padres gemían toses
con un fondo
de paredes en silencio.
-
A de ser por ello
que la herida
causada en el asado
que hoy ingiero,
no es tan honda
ni alcanza tanta muerte
como la lenta
agonía del minero,
que te trajo
hasta la mesa ciudadana
para que aplaques
el hambre de los pueblos.
.
Ricardo Alvarez Morel

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Comentario

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Comentario de Ricardo Alvarez Morel el febrero 16, 2022 a las 10:40pm

Gracias Críspulo, por el honor que me hacer con tu lectura y tu visita.

Comentario de Ricardo Alvarez Morel el febrero 16, 2022 a las 10:38pm

Gracias mi bella amiga María Beatriz. Todas las cosas que se muestran a nuestros ojos poseen una historia, un andamiaje de creación que es anterior a nuestra primera mirada, y cada una de ellas viene a cumplir una misión. Este poema nació por casualidad, y ello fue porque estando mi difunta madre enferma, tuve que preparar el almuerzo y la cena, con el consabido lavar de la vajilla. Cuando por segunda vez tomé un cuchillo para higienizarlo, lo miré y pareció que su hoja me hablara. Yo soy fanático de las armas blancas y poseo una pequeña colección de espadas (me faltaría una catana y un alfanje para sentirme completo) y en ese instante comprendí que el acero antes de serlo, es hierro. Una idea trajo a la otra, y nació este poema. Desde ya que mis espadas se inclinan ante los elogios que le has brindado al simple cuchillo de mesa.


PLUMA ÁUREA
Comentario de Maria Beatriz Vicentelo Cayo el febrero 16, 2022 a las 9:26am
¡Qué grandiosa Oda has hecho mi querido Ricardo!
A de ser por ello
que la herida
causada en el asado
que hoy ingiero,
no es tan honda
ni alcanza tanta muerte
como la lenta
agonía del minero,
que te trajo
hasta la mesa ciudadana
para que aplaques
el hambre de los pueblos.
¡De cuántas cosas disfrutamos, sin reconocer cuánto esfuerzo ha costado para que nosotros podamos gozar de su servicio!  Y nos sentamos a la mesa  y  muchas veces, nos gana el ansia de tomar los alimentos sin dar gracias al Señor por todo lo que nos ofrece. 
Ese arroz, esas "papitas", esa silla, mantel, vasos,  etc. tienen un origen no llegan a nuestra vida "listas" para nuestro disfrute; hay mucho esfuerzo y sacrificio en ellos. 
Por ello nada en este mundo debe ser subestimado, menos despreciado; porque aparte del valor económico que tienen, llevan un valor intrínseco en cada uno.
Uf!  MARAVILLOSO,  qué belleza de poema mi grandioso amigo!
Mis reconocimientos amado poeta por el tema, mensaje  y también porque son letras excelentemente escritas!

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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