«Los Ángeles Negros – Murió La Flor»


Había una vez un corazón inmerso en la espera, un ser anhelante de la presencia que le diera sentido. A lo largo del tiempo, las palabras susurradas en la soledad resonaban como ecos de una promesa incumplida. Cada día se convertía en un rompecabezas de anhelos y desesperación.

La historia de este corazón se tejía con los suspiros de una melodía perdida. "Desde hace tiempo espero yo, oír tu voz, sentir tu amor", eran las líneas que componían la sinfonía de su soledad. La ausencia se había convertido en su compañera constante, y la risa que alguna vez iluminó sus días ahora era un eco lejano.

Las noches eran frías, desprovistas del brillo del sol desde que esa presencia amada se desvaneció. "Murió la flor y en mí, tu esencia se quedó", susurraba el corazón roto. Cada recuerdo se transformaba en un tormento, un recordatorio doloroso de lo que una vez fue y ya no sería.

En la penumbra de la espera, el corazón se aferraba a la esperanza, reconstruyendo en sus sueños la imagen de un amor perdido. "Siento tu cuerpo junto a mí", murmuraba en las sombras de la noche, solo para despertar y encontrarse con la cruda realidad.

La historia continuaba, una travesía de lágrimas y suspiros, mientras el corazón se preguntaba en silencio: "¿Dónde estarás? ¿En qué otros labios mis caricias dejarás?". Mientras el mundo seguía girando, este corazón permanecía suspendido en la espera, atrapado en el eco de un amor que ya no brillaba.

Así, la historia de este corazón continuaba, marcada por la ausencia y la añoranza, una melodía triste que resonaba en las noches frías donde ya no brillaba más el sol desde que aquel ser amado se fue, y el eco del llanto persistía en la penumbra de la soledad.

©️Natuka Navarro 1 DE NOVIEMBRE 2023

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Respuestas a esta discusión

¡Qué bella prosa, querida amiga Natuka! ¡Con qué sentimiento la has escrito! Este tema "Murió la flor" tiene toda mi juventud entre sus letras, era el año 1,969 cuando yo conocí a mi esposo en Santiago de Chile, y esta canción se convirtió en algo así como en nuestro himno de amor. Yo apenas tenía 18 años y él 21, y hoy al escucharla de la voz inigualable de Germaín de La Fuente me ha llenado de recuerdos. Gracias por compartir letras tan sentidas. Un abrazo grande.

Querida Ingrid, gracias por tus amables palabras que brotan de tu corazón. ¡Qué felicidad espiritaste al escuchar esa melodía! Si lo deseas, explícamelo en un poema, como esos que sueles hacer con las décimas, tan maravillosas que aquí no podemos dejar de admirar.

Abrazos desde la lejanía 

Oh, querida Natuka:

Tu prosa poética 

llega al alma y entristece

porque se vive y no se muere

aún cuando se escucha esa melodía

o cuando se lee tu sentir en prosa.

Ta abrazo y felicito.

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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