EL ARBOLITO DE LA RUMOROSA
Aún recuerda la familia, formada por la madre el padre y tres hijos, aquella época navideña en que
colocaron en su hogar aquel árbol ; era una pino natural, alto, muy verde y oloroso.Estaba instalado en la sala de la casa, adornado con focos de colores, esferas y campanillas.Por las noches lucía hermoso.Sin embargo había una mesita de madera vacía en un rincón de dicha sala, y la madre de familia, pensó en poner algún adorno navideño extra, para hacer mas armónico el ambiente.Al enterarse el resto de la familia,opinaron que sería bueno colocar otro arbolillo pequeño, igual de iluminado que el grande.Todos estuvieron de acuerdo y planearon ir a buscarlo en las afueras de la ciudad en donde vivían. Seria uno seco, no muy grande.Entonces el padre opinó que irían a la distante sierra de la Rumorosa, que tiene una altura de cuatro mil metros sobre el nivel del mar, en donde cuando hace viento y pasa por entre sus piedras, produce unos sonidos que parecen rumores,de ahí que la gente le empezó a llamar la Rumorosa. Irían hasta la montaña, porque los arboles mejores y con mas ramas se encontraban allí con facilidad. Como en invierno esta nevada, los arboles se queman y se secan.Todos estuvieron de acuerdo en viajar hacia el lugar, y al día siguiente, salieron en su automóvil de la ciudad rumbo a la Rumorosa.Todos viajaban alegres y hasta cantaban. Fueron subiendo la cuesta, viendo los precipicios y cañadas por donde pasan los borregos cimarrones, liebres y otros animalitos, y alli en ese cielo vuelan los Cóndores Californianos. Al llegar al sitio mas alto divisaron un arbolillo seco, con algunas hojas ocres y tostadas; y entonces unos de los hijos bajó del auto y arrancó el árbol de la tierra y lo subió a la cajuela del vehiculo.Ese árbol les pareció, bien y enseguida comenzaron a descender de la majestuosa montaña.En el recorrido de regreso, opinaban que le quitarían las hojas restantes, lo pintarían y le pondrían foquitos de colores, para adornar ese lugar desértico de la sala.Y así sucedió, cada uno hizo su parte, en sana colaboración. Al fin quedó terminado y fue instalado en la mesita. Llegó la Noche Buena, llenando de felicidad a todos, y al voltear toda la familia a ver el arbolillo, más alegres se tornaron. Fue el producto de una labor en conjunto que mas los unía. Ahora cada Navidad esta presente el arbolito de la Rumorosa, que la familia conserva con ternura, porque representa un lazo de unión y armonía familiar, que se hace mas patente en las épocas navideñas. Cada vez que lo miran evocan esos momentos de unión familiar, la que siempre debe existir en todos los núcleos familiares del mundo.
Nombre: J. Jesús Ibarra Rodríguez.
País: México.
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Efectivamente estimado autor, la unión familiar es lo que cuenta en estas bellas fechas decembrinas, un gusto disfrutar de la lectura de sus bellas letras, bendiciones.
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