APRENDIENDO

[Benjamín Adolfo Araujo Mondragón]

APRENDIENDO

Únicamente era de ese modo. No había vuelta de hoja. Sólo con la vida de por medio, puede aprenderse todo, dijo el viejo brujo de la tribu. Para que el maestro del pueblo completara, “la vida es la universidad más completa”.

Eso lo había escuchado desde pequeño. Repetido de una u otra manera. Todas las voces tiraban hacia una misma pista, la experiencia como posibilidad de hacerse de conocimientos útiles y comprobables.

Pero llegó el amor. Y con él, las sorpresas. Eso no lo enseñaba nadie; y sin embargo, era asimismo un tranvía lleno de aprendizajes. ¿pero a qué costa? Nadie lo sabía.

Hasta que Humberto cumplió catorce años y conoció a Hilda. Ninguno de los dos supo cómo fue todo pero se dio, sucedió, y cuando voltearon a verse: de sus ojos se despedía un brillo extraño, una sensación de sonrisas y deseos que no era factible ocultar. Sus rostros despedían un halo fácilmente reconocible para quienes ya habían vivido una experiencia semejante. Era el amor. Sin duda. Eso era. Y en torno de sus cabezas danzaba una fila de gnomos que pretendían experimentarlo todo.

Comenzaron por las manos. De ahí pasaron a los besos. Los toqueteos y el descubrimiento de sus cuerpos fueron ascendiendo hasta que en medio del fuego se dio el sexo.

Qué cosa más brillante. Sus cuerpos se juntaron hasta ser uno; y ya no hubo individualidad –no, por lo menos durante unos momentos. Con la llegada del orgasmo volvieron a ser dos, Hilda y Humberto, perfectamente reconocibles y distingibles.

A partir de ese momento fueron comprobando que la enseñanza carecía de premisas. No al menos las que uno podría suponer con la utilización de la lógica. Ni ésta, ni el sentido común funcionaban en estos casos. La relación de pareja no responde a reglas, ni patrones de comportamiento. Es una caja de Pandora, que da saltos, brincos y sorpresas conforme avanza el tiempo.

Y es precisamente el tiempo, el campo de juego en donde desarrolla todo. Con la obsesión en todo caso de confirmar las obsesiones y decires escuchados desde la infancia: “la universidad de la vida es la más sabia de las instituciones inventadas por el hombre”.

[Teodora E. Leon Salmon]

La universidad de la vida es en la que aprendemos mucho y ganamos experiencia, para continuar el camino.
Gusto de leerte poeta
Saludos cordiales
Teodora

[Delia Pilar]

Un trabajo digno de admiración, Benjamín. 

Sin ninguna preparación académica, paso a paso, vamos desempeñándonos en estas lides de la vida. 

Felicitaciones, Benjamín. 

[MARÍA HORTENSIA AHUMADA BARRAZA]

AMIGO POETA.

[Benjamín Adolfo Araujo Mondragón]

¡Bienvenida y muchas gracias, María, hasta Valencia mi agradecimiento por tu lectura y comentario; fin de semana saludable y feliz!

Armando Jiménez, pintor mexicano.

[Maria Oreto Martínez Sanchis]

Muy cierto. Es la experiencia la que verdaderamente nos enseña en esta vida. Bello relato bien hilvanado que conduce a una anécdota o enseñanza  final. Felicitaciones 

[Benjamín Adolfo Araujo Mondragón]

¡Muchas gracias querida Aimée, por tu comentario y por tu destacado; muy feliz fin de semana!

Jean-Baptiste Mondino, fotógrafo.

[Benjamín Adolfo Araujo Mondragón]

¡Mil gracias y bendiciones, querida Beatriz Ojeda, por tu lectura y comentario; muy feliz sábado!

Acuarela de Benito Nogueira Ruiz, mexicano.

[Aimee Granado]

¡Qué hermoso relato y cuantas lecciones de vida en sus misivas!

Un bello encuentro de amor en la edad de las ilusiones tiernas y el despertar de la sexualidad y sus placeres.

LLega el amor y nos toca el alma y nadie nos ha enseñado a amar, a la entrega plena, todo llega en su justo tiempo, con la pasión del corazón que enciende el canicular remanso donde se consuma el máximo apogeo de cuerpos y almas y su fusión en un solo espíritu .

Es cierto que la escuela de la vida nos enseña, nos fortalece y nos prepara para enfrentar sus desafíos, para vencer adversidades, para conocernos a nosotros mismos , descubrir el amor y sus manifestaciones, así como a determinarnos tal y como somos, seres genuinos e irrepetibles con nuestras propias vulnerabilidades e imperfecciones.

¡La vida, siempre la vida y sus azares!

Nosotros como sus fieles peregrinos transitando por sus senderos y descubriendo nuevos horizontes.

¡Muy buen trabajo literario amigo querido!

¡Felicitaciones a ese bregar que nos regala tanto de su esencia!

[BEATRIZ OJEDA]

“la universidad de la vida es la más sabia de las instituciones inventadas por el hombre”. Así es amigo. En ese transitar aprendemos con alegrías y tristezas las lecciones individuales que no están escritas en ningun libro de biblioteca. 

Magnifico trabajo querido Benjamín

Abrazos