Al amanecer, el viento se cansó y dispersó la
basura, los pensamientos y las nubes.
Y en el paisaje puro
como en el primer día de la creación,
la cigüeña afila su garganta,
extendiendo pañales
para los niños del mañana.
El verano se cierne sobre la acacia, que ha
inundado de perfume medio mundo: florece
furiosamente en la vejez.
La carretera desagües con los primeros coches,
como una herida que sangra. Un proyectil
ciego besó el patio de alguien, y el sol seca las
lágrimas de los árboles.
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