Días pasados visité por allí…aproveché para regalarme un descanso…me senté en su orillas…el agua trato de tocarme…lo permití y sentí cierto frío acompañado de la rara sensación que otorga la sal sobre la piel…
Quedé perplejo frente al Mar Muerto…el horizonte se expandía más allá de lo que mis ojos lo permitían…el silencio era el rey…la calma era la reina…y yo, su humilde súbdito.
Nada se movía…apenas unas leves y tímidas ondas, producto de una suave brisa típica en aquella época del año.
Una leve bruma ocultaba, de a ratos, una parte de la costa vecina, así parecía…no era seguro…pues no volaban pájaros sobre él, claro ¿para qué?
Que rara sensación…tanta cantidad de agua sin vida…sin…
Transcurrieron largos minutos…me incitaron a pensar, quizás cavilar…conseguí relajarme…completa satisfacción…estaba frente a la nada...
Asustaba…una vivencia indescriptible…difícil olvidar…
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*Registrado/Safecreative N°1902179973729
*Imagen de la Web
Comentario
Hermoso relato que trae olor a naturaleza
La naturaleza nos muestra tantas rarezas como tiene, debe de ser raro como bien dice esa salinidad excesiva; otra forma de vida, su manera quizás de mostrar a nuestros antepasados la nevera ecológica que fue la sal. Un deleite su lectura. Saludos Beto.
Querido Betto, este texto es hermoso desde el punto de vista literario y por el encantador contenido.
¡Te felicito escritor amigo! ¡BRAVO!
No se por donde empesar si por agradecer a Beto este texto que nos lleva a la contemplacion de un mundo magico de expectacion...o simplemente admirar en ti querida Betty tu fabuloso comentrio... que grandicoso poder de un solo momento de lectura regocijame de todo lo que aqui se expresa...FELICITACIONES BETO Y GRACIAS BETTY POR ILUSTRARNOS ESTAS LETRAS..
El Mar Muerto, bueno paradójicamente ni es mar ni está muerto como se cree. Es un lago según los entendidos.
Desde luego no hay peces y otras especies como en un mar; porque su salinidad es un 25 mayor al 100 de los océanos. Esta cargado de cloruro de magnesio, sodio desde luego, potasio, bromuros, etc.
Sí tiene una fauna pero es de microorganismos que se llaman halófilos, que tienen una magia para sobrevivir en el fondo del mar donde descienden para tomar cloruro de potasio. También hay algunas algas y bacterias de distinto orden que se encargan de la fotosíntesis oxigénica, por eso es que sobreviven los halófilos y ellas mismas.
Y claro al no ver peces, no hay aves de ahí que no los viste en la costa vecina.
Ese silencio debe ser encantador, más como tú dices que la brisa era tenue porque el movimiento que tiene el mar es por la rotación de la tierra conjuntamente con el viento, de ahí se despliega todo...
Sin lugar a dudas debes haber tenido una tarde maravillosa mi querido Beto, frente al mar de por si ya es divino, ese horizonte que se levanta ante nuestros ojos, que nos hace pensar en el poder y grandeza del Señor, esa inmensidad solemne e infinita donde la vista se pierde... ¡Te envidio!
Acá vivo al lado de la playa con aguas cantarinas con sus olas y espumas y gaviotas graznando...No existe ese silencio del que hablas.
Bello relato amigo, me transportas a las orillas de tu mar!
Gracias por compartirlo y muchos cariños
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