A mis nietos : Rodrigo, Micaela, Noelia, Ara, Arón, Camila, Emanuel, incluidos como personajes de este cuento de scouts donde cada uno tiene
un rol especial. Gracias amores, pues, aún distanciados, pude jugar con ustedes y tenerlos muy cerca en este juego mental de la narrativa. Los amo.


LOS SCOUT Y EL DELANTAL ANTIBRUJERÍA.


El grupo “Gatos y Ratones” salió de campamento al amanecer.
Llevaban un plan de tareas con juegos de ingenio y competencias.
¡Hacía tiempo que venían planificando actividades para El Gran Juego como llamaban a esa salida anual de los scout ! ¡
Al llegar al bosquecito de acampe, el viejo colectivo se detuvo y empezaron a bajar los elementos. Dos dirigentes femeninas mayores los acompañaban.
Los scout se hallaban divididos en Ramas o Categorías. Los Castores de 5 a 7 años; los Lobatos de 7 a 10; la Unidad Scout de 10 a 14; los Caminantes de 14 a 17 y por último los Rover de 17 a 21. Cada grupo tenía responsabilidades que cumplir a rajatabla.

Ya en tierra firme, las dirigentes y los más pequeños empezaron sus tareas de rastrillaje. Eligieron una limpiadita en declive, alisaron la pista y dejaron dobladas la carpa y las mochilas.
Los caminantes y los rover cavaron pozos, canaletas, armaron las carpas, organizaron el comedor campestre y buscaron leña seca para el fuego.
La alegría y la emoción se percibían en las actitudes de los participantes.

-¿Qué pasó? ¿Te caíste? – preguntó una dirigente a un chico. Y a Noelia: Noe, rápido dale desinfectante y una curita; tomá el botiquín.

¡Quieto nene … que no es nada! - dijo Noelia mientras lo curaba - ¡no se queje hombrecito!

Entre el alboroto, las risas, los preparativos y los chistes fue oscureciendo lentamente.

De pronto un silbato que ellos conocían muy bien, produjo la carrera de los scout hacia un círculo blanco pintado en el pasto. La noche era espléndida. Jugaron, corrieron, saltaron, se divirtieron y cantaron al compás de una guitarra, echados sobre el pasto.
Un Rover contó un cuento; enseguida,la voz de un compañero provocó un desparramo que esperaban hambrientos : - A comer…vamos a comer!

Compartieron sándwiches de milanesa, jugo de naranja, agua fresca, manzanas y un vigilante de queso y dulce de membrillo.

Micaela, la dirigente rubia, con pantalones y campera atigrada, botas de potro y un gorro marrón, observaba el comportamiento de todos. Era líder del grupo, tenía la autoridad técnica que le otorgaba el ” saber hacer “ y por eso la confianza de los chicos y los padres que la bautizaron Tigre Aguerrido.

Después de la cena vino el cansancio y se apagaron las linternas.

La voz de Tigre Aguerrido les hizo una advertencia:
- Chicos, hoy deben tener mucho pero muchísimo cuidado – dijo en la obscuridad. Recuerden que les aclaré muy bien que esta noche es Noche de Brujas, Hallowey…

Eran casi las doce. La luna llena semejaba un farol encendido en el cielo. No se escuchaban cantos ni aleteos de pájaros ni zumbidos de insectos.; no se veían luces, ni chispas en la oscuridad, no bramaban las escopetas de los cazadores nocturnos; solo silencio y misterio en la estática naturaleza.
Los pequeños Castorcitos, miraban la oscuridad con desconfianza y los más grandes atendían con las orejas bien paradas.

- ¿Escuchan el silencio? Sshhh…Oigan, escuchen el silencio – dijo Ardilla, la otra dirigente. Tanta paz les hizo temblar el corazón.
-
Tigre Aguerrido, siempre alerta, controla la fogata que aún arde con leños secos apilados por los muchachos.
De repente un vientecillo atrevido arremolina las nubes, aviva las llamas de la hoguera, sacude las ramas de los árboles y desordena los pelos de las chicas. El clima se torna pesado, tormentoso.

Ara y Aarón, los hijitos de Tigre Aguerrido preguntan:
- ¿Hoy van a contar cuentos de miedo, mamá?
- Sí, pero más tarde, ahora descansen. Hay luna llena, no conviene contar nada hasta pasada la medianoche.

Tigre A. mira a Ardilla y le pregunta:
- ¿ Te acordaste que hoy es Noche de Brujas? Te lo digo por la antipócima. ¿la trajiste?
- Fue lo primero que guardé en el bolso antes de salir.
-¿ Y el delantal antibrujerías?
- ¿ El delantal? ¡Ay, que tonta! responde Ardilla- ¡ lo olvidé sobre la silla del comedor ! Y eso que mi abuela me preguntó - ¿llevás el delantal mágico?

Los muchachos que habían escuchado la charla desde sus colchonetas, con ojos desorbitados y voz tembleque empezaron a secretearse . El clima de misterio crecía.

Camila, una Castorcita de seis años que venía por primera vez, preocupada preguntó - ¿ Qué vamos a hacer sin el delantal? ¡Justo hoy! ¡ Yo me asusto !

-¿ Para qué el delantal?- dijo otro.
- No quería decirlo -explicó Tigre Aguerrido - pero ahora todos tienen que saber los riesgos.

Y agregó con voz bajita – Chicos, sepan que acá, cerca del pantano hay brujas que crían cerdos salvajes y que en todos los aniversarios los sueltan del chiquero, sucios y con hambre.

- No importa mamá- dijo Ara, son cerdos como los que compramos en la carnicería.
- Noooooo.! No son iguales, estos son cerdos embrujados, feroces como los lobos y hambrientos como las hienas. Corren muy ligero y se trepan a los árboles. Están poseídos y dicen que lo único que los frena es el delantal antibrujerías.

- El delantal gris que yo, como idiota olvidé traer - agregó Ardilla con bronca.
- Bueno… ya está, pero es verdad que el solo hecho de abrir el delantal ante los puercos, los paraliza.
-¿Cómo saben eso? –preguntó Emanuel.-
Porque el año pasado lo usamos en Halloween - agregó Mónica-

Tigre se levantó y acercó más leños al fuego.

Unos gritos desaforados pusieron los pelos de punta a todos. Era gritos de chanchos desgañitados, parecía que les habían clavado un cuchillo en el pescuezo.
Algunos scout no abrieron la boca, pero Rodrigo, Caminante de avanzada, les dijo - ¿Saben una cosa?, el viernes cuando volví de la escuela agraria a casa, olvidé sacar mi delantal gris de la mochila para lavarlo y lo tengo acá, lleno del veneno que usamos en la granja para matar bacterias y microbios de cerdos. Tiene un olor…

- ¿Y si probamos con el veneno? – sugirió Nahuel.
No nos queda otra- expresó Tigre – Rodrigo, dame tu delantal. Que la patrulla se trepe al árbol más alto y se mantenga arriba quieta y muda.

Zafarrancho. Zafarrancho . No respiren… gritó Ardilla. ¡¡Vamos!!

-Nadie nadie quede abajo - gritó Tigre con la fuerza del león.

Los grandes ayudaron a los más chicos .En un despatarro treparon como los monos y se ocultaron en las ramas del frondoso sauce.

Abajo quedaron Tigre, Ardilla y el delantal gris.

El viento abanicaba el espacio con olores nauseabundos de chanchos salvajes.

Tigre, en el suelo, con las piernas separadas para plantarse mejor, sostenía con las dos manos la manga derecha del delantal gris y Ardilla, la izquierda; lo tenían bien estirado como un estandarte mientras el viento lo inflaba en el centro para desparramar el veneno acumulado por el aire.

Los gritos terroríficos de los cerdos se fueron acercando, el temblor de los refugiados sacudía las ramas del árbol.

Tigre, con el altavoz colgado del cuello y apuntando al chiquero, gritó unas palabras mágicas :

- Delantalis venenosis corrus chanchis embrujesis.
- Embrujesis chanchis corrus venenosis delantalis.

Los chanchos venían a cien pero al escuchar las palabras y olfatear el veneno que salía del delantal, pegaron la vuelta en seco y se pusieron a cavar velozmente un pozo profundo , usando las patas y el hocico.

Se metieron adentro con mucha mala suerte. El árbol vecino al de los chicos, los aplastó y no pudieron salir nunca nunca más de la fosa.

A los scout no les pasó nada, solo un tremendo susto y muchos sietes en las ropas.

Al bajar a tierra los chicos aplaudieron a Rodrigo y a las dirigentes, y ellas los felicitaron por las técnicas aplicadas.

El colectivero prendió el motor pero antes de subir al colectivo los scout en fila, se tomaron de las manos; querían contagiarse de valor, estar unidos y triunfantes.

Prometieron no olvidar nunca más el delantal anti-brujerías de Rodrigo aunque la fecha del Gran Juego, no coincidiera con la Noche de Brujas.

Esta vez regresaban a casa antes de tiempo, eran las cuatro de la madrugada.
Tigre Aguerrido y Ardilla, felices por el desenlace, les dieron permiso para cantar en el colectivo una canción improvisada que derrotó las dudas y los miedos.

Cuando el peligro te acecha
disparar no es cobardía
disparar no es cobardía
aunque corras como flecha
si está en peligro tu vida.

Martha Dora Arias Brun.

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Comentario

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PLUMA ÁUREA
Comentario de Benjamín Adolfo Araujo Mondragón el mayo 13, 2022 a las 6:21pm

¡Precioso cuento infantil, Martha!


ADMINISTRADOR
Comentario de Delia Pilar el mayo 13, 2022 a las 5:48pm

Precioso relato infantil, tus nietos deben estar felices

con su abuela que les escribió este cuento tan maravilloso. 

¡Qué orgullosos estarán! ¡También OME al contar contigo!

Muy valioso tu aporte, Martha. 

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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