Oh, ¡cuánto necesito la locura!
La cumbre se viste de niebla,
y mi camino hacia ella es oscuridad y precipicio.
¿Adónde voy?
¿Adónde voy sin que me fatiguen los rastros como mi sombra?
¡oh, noche!, ¡oh noche!
¿Adónde iré con este miedo infantil mío?
Préstame tu inmensidad y espanto, noche,
préstame la tenue luz de tus estrellas
para abrir un estrecho pasadizo a la felicidad en mi corazón.
¿Existe acaso algún corazón que ame mi tristeza?
«Solo aves, miedo y polvo».
Los animales de la lejana selva oyen mis gritos
y no acuden a socorrerme
frente a este mundo furioso,
frente a este mundo
que rechaza todo afecto,
que rechaza hasta a sus hijos.
Derrotada me quedo
ante los tiranos y los amantes,
y el viento me sigue.
Soy animal pequeño y salvaje,
que solo el amor o la muerte doma.
Entrégame tu olor, oh tierra hermosa,
tal vez aparezca en mi corazón una primavera.
Locura que atormenta,
locura que me ataca de nuevo,
va y viene, regresa y continúa;
esta locura parece nunca acabará
pero sí conmigo, me acabará.
Locura pertinaz,
locura de amor;
oh tierra hermosa permíteme
amar por un momento
pues la locura no parece dejarme
en paz.
¡Retírate, Locura, te lo suplico!
¡Tienes que ser miembro de ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME para agregar comentarios!
Únete a ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME