LAS INDIGENTES

[Carmen Amaralis Vega Olivencia]

Las indigentes
Visita a La Cárcel de Mujeres

El ser humano tiene memoria corta cuando se trata de protegerse del dolor. Eso creo que es lo que nos sucede a todas cada año al volver a visitar la cárcel de mujeres en el día de La Mujer.
En esta ocasión La Directora de La Institución Penal pensó muy bien al escoger a aquellas reclusas a las que nadie recuerda o no desean recordar que existen. Se encuentran privadas de su libertad sin ninguna esperanza, sin familiares ni amigos que de vez en cuando les dejen saber que allá afuera alguien piensa en ellas.

Las llaman las indigentes, no porque no posean bienes económicos, no porque no tengan salud. Son clasificadas como indigentes porque ni sus familiares más cercanos las recuerdan o las quieren recordar, ni algún amigo las visita o las llaman por teléfono, nadie recuerda escribirles, y si salen libres al terminar sus condenas, nadie las espera o desean esperarlas a las puertas de la calle para darles ese primer abrazo de regreso a la libertad.

Les hicimos la fiesta, cantamos, le regalamos golosinas y productos de salud, pero sobre todo, les llevamos la alegría de un abrazo, de un consuelo, de una palabra de aliento. Y en el transito de una tarde, se comparten las causas, los resultados, el crimen, el robo, la droga, el plagio, el cañón a la espalda, la prostitución, y todo aquello que puede ser la razón para que las consideren culpables y les otorguen una condena.

No sé que es peor, si verlas con la mirada perdida en un futuro incierto, o intentar que reaccionen y posen sus ojos sobre su oscura realidad.

Opté por hablarles de La Donna Inmovible, la que se negó a sucumbir a las peticiones del Duque de Venecia, y ni amarrada y jalada con cadenas por una junta de bueyes, lograron moverla, en su empecinada fe por ser hija al servicio de la caridad y no carne de placer para el poderoso.

Creo que el ejemplo les conmovió, pude detectar en sus ojos curiosidad, brillo de vida, y si logré que alguna confinada, al quedar libre, siga el ejemplo de Lucía, todo el esfuerzo habrá valido la pena. Una indigente menos nacida para sufrir.

Carmen Amaralis Vega Olivencia

[Carmen Amaralis Vega Olivencia]

Mirtha Nora, amiga querida, que bien me hacen tus palabras, te felicito, así debe ser, eres un ser de luz. Te cuento que mientras fui presidenta de una Organización que se ocupa del bienestar de las mujeres, visitabamos las ´carceles de mujeres en Puerto Rico, son dos, muy grandes. En la primera visita hace más de 30 años, en un conversar con las reclusas, una se arriezgó a pedirnos que intercedieramos por ellas para que los guardias de seguridad en las noches fueran mujeres policías, ya que los hombres policías abusaban sexualmente de ellas, y entre ellos ocultaban las barbaridades que les hacían, te podrás imaginar. Legislamos paea ese pedido y lo logramos, amiga, bendiciones, Amaralis

[Mirtha Nora]

En primer lugar, es loable la visita a una cárcel de mujeres, Felicitaciones. He trabajado en una Alcaidía de Varones, y les puedo asegurar que al estar privados de su libertad, solo algunos, los que estaban recluidos por crímenes en defensa propia, o robos, recordaban cada noche el motivo del porqué estaban allí, su arrepentimiento era total, pues era una tortura recordar los detalles que en el momento del hecho no se dieron cuenta, pero, el estar ahí, día tras día, recordaban hasta los detalles mas mínimos. No puedo opinar sobre una cárcel de mujeres, no he trabajado allí, solo puedo objetar y responder de lo que conozco, aún tengo los recuerdos de Pergaminos y demás regalos que me han hecho, solo sé que antes de presentar mi renuncia indeclinable, les había prometido que para Navidad les llevaría un arbolito para cada Pabellón, y por más que ya no trabajaba en el establecimiento, para Navidad les cumplí con mi palabra, su agradecimiento no lo sé, pues los dejé en la oficina del Alcalde, pero seguro, les brindé una cuota de que solemos cumplir con nuestra palabra, Felicitaciones y agradecimiento por esas Mujeres,   Amarilis.

[Carmen Amaralis Vega Olivencia]

Gracias Benjamín, amigo, es un relato vivido todos los años cuando visitamos las cárceles de mujeres, amigo, así es la realidad, Amaralis

[Carmen Amaralis Vega Olivencia]

Mamihega, muchas gracias, bendiciones en libertad, Amaralis

[Carmen Amaralis Vega Olivencia]

Delia Pilar, muchísimas gracias por tan significativo DESTACADO, Y SENTIDAS PALABRAS, BENDICIONES , Amaralis

[Benjamín Adolfo Araujo Mondragón]

¡Muy buena anécdota feminista, Carmen!

[Maria Mamihega]

Me uno al destacado de Delia.

Conmovedor pero bello relato, un abrazo.

[Delia Pilar]

Muchas de estas mujeres tienen que haber sido abusadas desde la más tierna infancia

y quién sabe cuántas penalidades más hayan sido el día a día de su existencia.

¡Qué triste, Amaralis! Va toda mi admiración por tus gestos tan compasivos

y este relato muy hermoso y bien escrito que nos compartes.