G É N E S I S

La tormenta se vistió de fiesta. La colisión cósmica fue factible: Apenas promesas, nos dedicamos a la contemplación. El silencio parió los ruidos marinos; las rocas fueron, tal vez, las primeras cantantes calvas de ese singular escenario donde se urdía la vida. Todos guardamos silencio desde las mazmorras de nuestros oscuros corazones. Estábamos a años luz de nuestra felicidad, no obstante lo cual carecimos del impulso suficiente para poner miel en nuestras miradas. Los siglos torcían su ajetreo interior como sinfonía burlona de lo que se avecinaba.

No hay manera de ser fracaso ni olvido, cuando aún no se nace. Resulta una verdadera necedad profesionalizar el miedo. Atracar en una falsa idea es apenas la mayor obscenidad; pero es lo más común que nos ocurre, desde que hubo aquél accidente infernal de la genética y afloró el pensamiento. Esa es, no hay duda, la central flor del mal.

El árbol del conocimiento rechina las letras de nuestros nombres mientras anochecen sus hojas. La letra divina de la razón está en un solo poema que nadie ha escrito pero todos nos sabemos desde el silencio de la sangre.

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Comentario

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PLUMA ÁUREA
Comentario de Benjamín Adolfo Araujo Mondragón el marzo 15, 2020 a las 10:46pm

¡Espero que en relecturas posteriores le tomes sentido y sabor, querida María Beatriz; en el entretanto: gracias y bendiciones!


PLUMA ÁUREA
Comentario de Maria Beatriz Vicentelo Cayo el marzo 15, 2020 a las 5:48pm

Bastante surrealista este compartir mi querido Benja!

¿Nos hubiéramos quedado como al inicio?  Pero no se pudo pues amigo; y  con razón o sin ella aquí estamos!

Besos

Gracias

Un abrazo 

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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