LOS LOCOS

[Benjamín Adolfo Araujo Mondragón]

LOS LOCOS

Pedro Antonio Araujo Nascimento fue un hombre que pasó cuarenta y cinco años de su existencia esperando una carta que le confirmara si un tal Herminio Araujo, del pueblo de Pessoa, en los confines increíbles de una nación que nunca existió, habría resultado en realidad hijo del Araujo que marchó de nuestra tierra una noche de invierno y muchos años después se supo de él en un carguero chipriota, para no regresar jamás.

Cuarenta y cinco años esperando una carta que no podía llegar es cosa para el libro de Guiness, pero todo quedó encerrado en los corrillos sabatinos de nuestro barrio de La Merced, cercano al centro del pueblo, de donde desaparecían, desde hacía dos siglos, tres veces por año los más desesperados, o locos, a una fuga sin derrotero.

Ahora que Pedro Antonio siempre utilizaba esa historia para excusar su vagancia, dicharachero, dedicado siempre a nada con denuedo y empeños dignos de concurso, alucinado hasta los huesos, Pedro Antonio reposa en el cementerio municipal de Toluca.

No sé ni por qué lo recuerdo ahora que cumple diez años de muerto. Pero hay ahí, en nuestro barrio, un tal Armando José de los Santos y López, vago sin remedio, que ya repite como suya la historia de Pedro Antonio.

En tanto, tres veces por año, los más desesperados o locos del barrio desaparecen y no vuelven más.

[Benjamín Adolfo Araujo Mondragón]

¡Mil gracias por tu lectura y comentario, querida Teodora; ambos fraternos y muy amables; feliz noche de martes y amanecer de miércoles en paz y con amor...!

[Teodora E. Leon Salmon]

Como se dice que la espera desespera y hasta la locura lleva, me ha gustado mucho su relato poeta, el que encierra incógnitas , pero por cierto desaparecidos en ese pueblo marcado por tal historia.

Saludos cordiales

Teodora