FLORA DE MIS PENAS
¡Ay!... ¡ay! Ayrampo
cómo quisiera teñir con tu lila
esta extensa agonía desatada
entre los furiosos arroyos de la vida.
¡Si!... ¡si! ciruelo
frondoso, ahora sí puedo
comprobar por qué tu sombra
también, se esfuma.
¡No!... ¡no! nogal
solitario, tanto te persiguen,
te derriban y astilla tras astilla
te pulverizan como a mis últimas huellas.
¡Ah!... ¡ah! anís
silvestre, huérfano
solo tu aroma puede consolar
a la errante pequeñez de tu verdor.
¡Tu! … ¡tu! tunita
por culpa de la indiferencia
tus espinas son justicieras en este
mundo donde despojan, todo.
¡Ya! …¡ya! yalán, uva de los pobres
en tu frágil madera grabé
el nombre que fácil se borró
como si fuera agua pasajera.
Orlando Ordóñez Santos
Comentario
Un poema muy simbólico y de sabor
como esas ricas tunas de la imagen que acompañas.
FELICITACIONES Orlando.
MUY BONITO SALUDOS.
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