EL VIENTO ARDE
En los cielos cerúleos,
pasan en largas hileras,
las blanco grises nubes,
que de algodón torundas semejan.
Abajo en un camino terroso,
se miran las huellas,
de los humanos que pasan,
dirigiéndose a sus poblados.
El viento arde,
y las sombras de viviendas y arboles,
se tornan temblorosas,
ante los rayos solares.
Las luces brillantes quieren pasar,
entre las ramas frondosas,
por paredes y ventanas,
de las pequeñas casas.
El calorazo cede,
y se transforma la tarde,
en un instante mágico,
sobre todo cuando anochece.
Entonces el firmamento,
se pone a prueba,
para sostener tanta estrella,
y una luna nueva con su cara de cera.
Pronto llegará la aurora,
con sus espejos luminosos,
y vendrá el aire caliente,
para dejar cálido el ambiente.
J. Jesús Ibarra Rodríguez.
México. D. R.
Imágen de Internet.
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