El jilguero
El verdecito estaba listo.
Con los ojos húmedos el jurado esperaba la señal para emitirlo.
Este proceso había sido tan emotivo y enriquecedor como cada vez que se reunían cuando la armonía era quebrantada por algún suceso en esa tranquila parvada de pájaros. Era un proceso muy especial, contaba con las características esenciales para lograrlo; era sencillo rápido y muy eficaz. Tan eficaz que jamás habían tenido que usar alguna jaula para privar de su libertad a quien rompía alguna de las sencillas reglas que habían creado para conservar la unidad y armonía entre ellos.
Era una parvada muy sabia que había logrado integrar las leyes mas antiguas y las de la naturaleza a sus propias reglas de coexistencia. Cuando un pajarito estaba por nacer, la parvada entera se reunía alrededor del nido y ahí esperaban que la vida llamando la vida se manifestara al romperse el cascarón.
Mientras esperaban, tiernamente; empezaban a cantar desde su corazón para darle la bienvenida. Era un canto amoroso y lleno de alegría, celebrando la nueva vida que llegaba. Esta canción era muy singular e importante, tanto para el pajarito como para la vida comunitaria porque sería utilizada en cada evento significativo.
Al nacer el pajarito lo primero que escuchaba era su canción y ésta sería cantada por la parvada en cada acto importante de su vida: Cuando aprendiera a volar, cuando realizara el primer vuelo con la parvada, cuando hiciera su primer viaje para explorar la pradera y cuando decidera separarse de la parvada para seguir su propio viaje de autoconocimiento. Tambien se cantaría cada vez que regresara de sus viajes al bosque o a otras praderas.
Esta canción era el factor decisivo cuando algún pájaro quebrantaba la ley de la parvada. La apertura del proceso y al final del mismo era iniciado con esa canción. El proceso constaba de 10 sencillos pasos. Nunca habían llegado a agotarlos dada su efectividad, todos se resolvían en los primeras etapas.
En esta ocasión, el motivo por el cual se había reunido al jurado formado por todos los miembros de la parvada, era que un jilguero común que nunca había sobresalido en algún concurso de canto había decido cantar un ritmo nuevo que jamás habían escuchado y que contrastaba con todas las canciones que ellos apreciaban como bellas.
Extrañados por su insolencia primero le dieron una llamada de atención que era la manera en que generalmente lograban finalizar cualquier desavenencia. El pajarito sorprendido por la reacción de su parvada intento cantar las canciones apreciadas por ellos. No pudo. Algo muy dentro en lo muy profundo de su corazón le impulsaba a seguir cantando ese canto que parecía un nuevo ritmo. Al jilguero no le parecía tanto, en virtud de que le llegaban como un eco de muchas voces desde diferentes época y lugares que resonaban adentro. Voces y ritmos llenos de amor y esperanza.
Hubo dos cada vez más enérgicas llamadas de atención. A pesar de ello el jilguero seguía cantando ese ritmo que cada día le resonaba más fuerte, como un tambor instalado en su corazón. El consejo comunitario formado por los pájaros de más edad y experiencia quienes eran los encargados de decidir cuándo iniciar el llamado de la comunidad para entablar un proceso restaurativo (llamado así porque lograba restaurar de manera amorosa y compasiva la paz comunitaria); convocó a la reunión para abrir un proceso contra el jilguero.
El proceso dio inicio con toda la comunidad reunida cantando la canción del jilguero. Éste emocionado al oírla, empezó a llorar y estuvo llorando por varios minutos. Todos, conmovidos respetaron su silencio, hasta que poco a poco se fue tranquilizando y anunció que estaba listo para iniciar con el segundo paso del mismo.
Le pidieron que de manera breve contara su versión de los hechos. Habían decidido que por lo sensible del tema era mejor que el jilguero fuera el primero en hablar. Todavía emocionado por las notas de esa hermosa melodía que le había recodado quien era, de donde venía y cuál era su misión en el mundo, el pajarito dijo lo siguiente:
“Agradezco a esta parvada a la que tanto amo por mi hermosa canción. La que ustedes compusieron para mí al nacer. Hoy, me pareció divina, escuchándola recordé cuando empecé a tomar mis primeras lecciones de canto, de vuelo y de vida. Recordé la dedicación y cariño con la que mis maestros, quienes no escatimaron esfuerzo al enseñarme y mostrarme con el ejemplo los misterios ocultos en la escarpada montaña y debajo del sol, además de cantar y volar.
Mis maestros de vuelo fueron el colibrí, el águila y el cóndor, mis maestros de canto; el ruiseñor y el cenzontle, y mis maestros de vida; el búho, la tortuga y la libre. Tambien agradezco a todos los demás pájaros de la parvada. No recuerdo a ninguno del cual no haya aprendido algo.
Cuando los escuchaba, recordé lo que en una ocasión me dijo el búho: La palabra tiene poder, es la guardiana del secreto de la gran raza. Sirve para construir o destruir, para sanar o enfermar, para crear la guerra o crear la paz. Hoy he comprendido que esa canción, mi canción; es la síntesis de la palabra porque brotó ustedes, mi parvada; desde el sentimiento más puro de todos sus corazones el día en que nací.
Acepto mi responsabilidad de haber cantado a otro ritmo. Acción que ha motivado esta reunión. Quisiera decir en mi defensa que tardé cuarenta años en encontrar mi propio ritmo y ahora que lo encontré por más que lo intento no puedo dejarlo, es como un fuego que me quema por dentro y cada vez que canto se convierte en suave brisa de alborada que me sana.
Me encantan las canciones que todos ustedes cantan y me siento orgulloso de que ustedes me hayan enseñado a apreciarlas. Quisiera que tomaran en cuenta antes de tomar su decisión que este nuevo ritmo me fluye desde el alma. Si lo escuchan bien, no es muy diferente al que se ha estado cantado en esta parvada y en otras. La música de los distintos ritmos tiene las mismas notas. Todas surgen de la misma fuente y están disponibles para danzar en la misma danza.”
“Es todo lo que tengo que decir. Cedo el uso de la voz a nuestro guía de hoy para que siga el proceso.”
Acto seguido se hizo un gran silencio, nadie se movía de su sitio. Perdieron la noción del tiempo, hasta que el pájaro de más edad empezó a cantar nuevamente. Poco apoco todos lo imitaron y en aquella pradera se escuchó la amorosa canción de nacimiento del jilguero.
Nota: El relato está basado en la forma de hacer justicia de algunos pueblos originarios.
Mary Guzmán@Tijuana BC 9 de junio 2019.
Comentario
Muchas gracias José. Por recibir el mensaje del relato. Hay ocasiones en que no leemos entre lineas. Un abrazo fraternal
Gracias Iris.
Gracias Haydée..
Somo el espejo de lo que vemos
Un fuerte abrazo.
Estas letras conllevan una lección... con un dejo de asombro.. por la novedad. y un dejo de tristeza por los recuerdos dejados de generación en generación... al final sobresale el buen gusto y el asombro por la innovación... cosas que deben ser tomadas en cuenta, ante cualquier cambio, sugerencia, criterio y coincidencia... una buena lección..!! me gustó.! Haydée..
Muchas gracias Aimee, Liliana por sus sinceros comentarios . Un abrazo fraternal
Buen mensaje,muy buena narrativa
Gracias
mary
El orden, la disciplina, el respeto conducen a la armonía en los grupos sociales. Todo ha de ser tratado con tolerancia y aceptar la diversidad como esa manera multicultural de acercarnos unos a otros. Tu relato utiliza analogías tan certeras que nos acercan a la realidad del día a día. Magnífica tu narrativa y esa forma de describir las situaciones que nos involucra y nos hace sentir como protagonistas. Es una canto a la vida, a la esperanza a la unidad y al respeto como cosechas de un hacer donde impera la justicia social.
Un abrazo y mi admiración a la excelencia de tu obra.
Gracias por sus amables sus comentarios Mercedes, Arnold, Beto, Maria Beatriz, Cuauhtémoc. Milagros.
Es placer nutrirme con cada uno de ellos. En cuanto a tu comentario Ronny. La diversidad lingüística y cultural es un tesoro de las civilizaciones. Sin ellas seriamos robots productos de una construcción social de la realidad.
La época actual, con independencia a nuestro sistema de creencias y valores (ya que toda persona y grupo humano tiene las propias y es nuestro deber respetarlas) Nos exige también apreciar y preservar esa diversidad. Los matices nos enriquecen como humanidad y dan sentido a la vida por ser el crisol del alma.
Quizá en lugar de centrarnos en estériles disputas y posiciones maniqueas tendríamos que plantearnos la posibilidad de encontrar juntos nuevas formas de resolver los conflictos y con ello ayudar a aliviar el sufrimiento humano.
Un abrazo fraternal a todos.
Actualmente, en la era de la globalización se da la paradoja de que la sustitución de las sociedades tradicionales por el orden social moderno (urbano, industrial, capitalista) no solo no suprime las diferencias lingüísticas, religiosas, culturales, etc., entre las distintas sociedades, sino que por el contrario, las acrecienta. En este sentido, la diversidad cultural, étnica y lingüística deja de ser un rasgo específico de algunas sociedades particulares (Estados Unidos, Canadá, Australia, Israel) para gradualmente extenderse al conjunto el planeta. Nos encontramos inmersos en un mundo verdaderamente multicultural e interdependiente que presenta el desafío de cómo comprenderse e interactuar.
Muy interesante relato sobre la diversidad cultural.
Ronny
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