En el teatro del alma, heridas profundas,

no se ven a simple vista, pero son rotundas.

Duelen más que el acero que corta la piel,

las emociones sangran, en un silente laurel.

 

No hay vendajes que calmen el dolor interno,

son cicatrices invisibles, un secreto eterno.

El corazón lastimado, en un rincón suspira,

las heridas emocionales, un eco que delira.

 

Palabras como cuchillos, atraviesan el ser,

dejan marcas profundas, difícil de entender.

El alma llora lágrimas que no se ven caer,

pero en el silencio, se escucha su padecer.

 

No hay tiempo que cure con rapidez,

las heridas emocionales, son lecciones de estrechez.

Pero en la penumbra, surge una verdad,

que el tiempo es el bálsamo, la cura en realidad.

 

Con paciencia como ungüento, el corazón sana,

las heridas emocionales, en el alma se desgranan.

Cada día es un paso, un alivio que se gesta,

hasta que la herida se transforma en una fiesta.

 

El tiempo es el sanador, el mago del sentir,

transforma el sufrimiento, permite renacer.

Las cicatrices se vuelven un mapa de aprendizaje,

las heridas emocionales, en fortaleza se hacen viaje.

 

Así, en el devenir del tiempo, se revela,

que las heridas emocionales, no son la secuela.

Son puertas a la resiliencia, al renacer,

donde el dolor se transforma en poder crecer.

 

 

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Comentario

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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