En los caballos de Troya de la razón
muerde su lapicero, el paroxismo,
los trombones ríen anchamente
y el sol gira en su propio eje
de manzanas
viendo la ciudad
pataleando en su credulidad
con vestido azul de niña.
En la montaña de los trapecios
no hay seguridad,
su sonrisa es de papel periódico pasado,
sus faldas tienen una mancha de cemento,
su guion es ya conocido:
pena y muerte, muerte y plátano.
Los Aqueos tienen la cabeza en el corazón,
y su caballo con largas orejas sagaces,
¿Quién dice que el coronavirus ha muerto?
Está sentado con su lamparín asesino en su cuarto,
luego regresará con otra máscara de payaso,
a enjabonarnos la espalda.
La modernidad se sepulta
con sus propias lampas modernas gigantes,
quiso comer un helado con sus manos de robot
y solo almorzó florecitas de lápidas,
árboles calcinados
y platos hambrientos.
Los melocotones
en caída libre
se despeñan hacia el pavimento
y se despulpan,
sus huesecillos
están atemorizados
ante tanta mosca de incertidumbre.
¿Habrá un caballo de Troya
que salve nuestras médulas de ser desolladas?
¿Un titiritero que mueva nuestras sonrisas de piedra
con sus molinos?
La vaca ya no da leche, no,
ahora quieren que dé mil huevos de oro
y con mantequilla,
¿De una lápida muerta
pueden surgir mariposas o palomas?
Sus caballos de Troya
tienen los labios untados con mermelada de soberbia,
sus patas pisotean la hierva verde, amarilla, roja, naranja...
Sus ojos viven soñando
con llegar al Everest,
no saben que tomar mucho aceite de ricino
hace daño.
Troya arde,
a la hormiga le falta su zapato chato,
al elefante su vaso de leche,
al pollo su libertad,
a la mariposa su Tequila con sal;
al árbol, su mano verde.
Grecia está impactada,
un virus, la pata le muerde,
el imponente caballo troyano
avanza con mascarilla invisible,
y mirada de serpiente,
en su vientre de goma
lleva platos suicidas,
cucharas de pena,
ollas que lloran de hambre,
mazamorras de harto desconcierto;
¡La ciudad está asediada por monos y ratas!
Blanca nieves está descansando su sofá favorito
mirando dibujos animados,
sin saber que detrás de sus vestidos
se cocina algo desabrido.
Voy a salir un rato al parque,
necesito regenerarme la piel.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados
Comentario
Gracias Silvana bella
Gracias Betito
DIVINO AMIGA ¡¡¡¡
Gracias Críspulo
Gracias Magnolia
Gracias querida Gloria
Maravillosos versos!
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