Las lágrimas lavan el alma,
la lavan como la lluvia lava las veredas mas duras,
como el río lava las piedras y las deja relucientes,
¡Son palomas redentoras de hechos grises!
¡Cuántas lágrimas brotaron de mis ojos
al sentir tu partida,!
Fue como sentir el estallido
de una piedra en mi pecho,
fue cómo sentir que el vacío era mi lecho.
Las lágrimas que caen copiosas,
por una enfermedad,
por un hijo muerto,
por una madre fallecida.
Son lágrimas redentoras,
sosiegan el espíritu;
renuevan nuestra fuerzas.
Las lágrimas si no son excesivas,
ayudan a pasar el túnel oscuro de la fatalidad,
pero además limpian como lejía nuestras faltas
y la dejan el alma impoluta, inmaculada.
Llorar por una persona que ya no está,
por un trofeo perdido,
por un objeto querido extraviado,
ayudan a asimilar los misiles de la pena.
Sin los cuchillos afilados de las penas no quiero nada;
las lágrimas son cirios blancos que purifican el alma,
y a veces luego que sus ríos corren y corren,
nos dejan en paz sosegada, reconfortada.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados
Etiquetas:
GRACIAS MARIA HERMOSA
Bello poema.
Revisado para constatar si cumple el REQUISITO de la frase.
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