Esa noche
El desierto lo llevaba impregnado
en mi alma.
En el insólito camino de mi
vida,
en uno de mis andares,
la luna y las estrellas
me llevaron a esa noche
de música y canto
donde un lirio a mi encuentro
apareció.
Al posarse a mi lado sus pétalos
abrió y calor a mi vida dio,
sus palabras, como gotas de rocío
a mi sed calmó.
Aunque la distancia nos separa
cada día nos acercamos más,
la amistad como un árbol frondoso
instalada está,
una amistad que nos abraza sin
vernos,
y un trino de cotidiano canto
nos traslada a un mundo
de eterno encanto.
Teodora E. León Salmón – Telsa
10-7-20
D.R.
Etiquetas:
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
© 2025 Creada por Aimee Granado Oreña-Creadora.
Con tecnología de
Insignias | Informar un problema | Política de privacidad | Términos de servicio