ACUARELA DEL AMANECER
Soñé al filo el amanecer
que retornaba sin vanaglorias
a seguir sembrando palabras
sobre los pedregales que dan al río.
Ellas perdidas, casi resbaladizas
con su coraza abrigan raro
idioma de cariños verdes
y azules como hierbas y cielos.
Sin embargo jamás se agotan
en su manar dulce desde
siempre, siempre bondadosa, maternal
te cuida en su cauce de tierra viva.
Sigo descubriendo la bondad
derramada en nuestro alrededor
los trinos son suficientes vestigios
para seguir caminando amando.
Nada hay más que estas risueñas
tonadas derritiéndose con cada atardecer,
para mañana retornar junto a tus ojos
llenos de nuevos himnos que cicatrizan todo.
Tu inmensidad y encanto
son acuarelas esparciéndose,
acariciando a todo despojo o abandono,
por ti, sigo apoyado a esta solitaria piedra.
Orlando Ordóñez Santos.
DERECHOS RESERVADOS –Imagen de la Red.
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GRAN POEMA QUERIDO ORLANDO, ABRAZO.
¡Bello poema, Orlando!
EXCELENTE.
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