La mitad inferior de nuestro cuerpo
está enhiesto sobre la tierra,
afirmándose y enraizando en ella.
La superior posee un corazón
-late, ama y se expande
con el sentimiento-
y allá en lo alto,
cerca de las estrellas,
una cabeza con su corona
de cabellos flotando en el viento.
A la vera, un río de luz
surca los cielos
y se derrama sobre el rostro
mientras se refleja en las pupilas.
Los sueños prestan alas
a ese destino de pájaros,
al deleite de volar
a las alturas y gozar el azul.
De todo este anhelo de eternidad
solo restará
un puñado de leves cenizas…
¡un soplo lo hará
desaparecer en la brisa!
Delia Checa - D. A. R.
Mendoza, Argentina - 2017
Comentario
Así es Delia, en el camino por esta vida en la cual uno sabe el día de su estar en esta tierra, pero no sabe su partida, por eso cada amanecer es un placer tratar de dar lo mejor de uno.
Mil gracias, Beto.
Sí, hay que disfrutar esta vida tan efímera,
que huye cuando menos lo esperamos.
Un gran abrazo desde Argentina.
Muy agradecida, Carlos, por tu comentario
Retribuyo tus saludos.
Excelsa descripción del ser humano y muy significativa la conclusión final.
Sugiero que antes que se cumpla tu premonición, aprovechemos y disfrutemos c/día como si el último fuera.
O sea...¡¡¡ A VIVIR !!!
Van abrazotes, amigaza
Delia,
Un bello poema, muy sutil y dulce en su contenido.
Saludos y bendiciones!
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
© 2025 Creada por Aimee Granado Oreña-Creadora.
Con tecnología de
Insignias | Informar un problema | Política de privacidad | Términos de servicio
¡Tienes que ser miembro de ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME para agregar comentarios!
Únete a ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME