EL COVID, ENTRE LA ANGUSTIA TERRENAL Y LA SERENIDAD ETERNA*

Al inaugurar el pasado 31 de octubre el encuentro anual de una entidad literario que presido, la despedida a un viaje sin retorno de tantos poetas y colegas médicos arrebató mis sentimientos, más que para proclamar el infortunio, para proclamar su llegada triunfal a un mundo libre de amargura y de dolores. Y emocionado escribí para el etéreo universo de los versos Travesía:

Inquieto veo al mundo, en trance de partir por la pandemia.

Veo cortejos de amigos hacia el cielo, y un desfile con rumbo al infinito.

Si todos marchan, yo alegre marcharé con ellos.

Un nuevo vivir presiento que me aguarda.

La humanidad está de viaje y yo preparo el equipaje:

el futuro aguarda, la inmortalidad en otro mundo espera.

 

Y cual invocación, esa perpetuidad se convirtió en llamado, afloró el contagio y mi cuerpo claudicó ante un mal incontenible. La realidad se diluyó en un sopor irresistible en el que el instinto por supervivir carece de sentido. Perdí el dominio de mí mismo y fácil se entregó la mente a los sopores de un sueño dispuesto a exceder confines conocidos: dispuesto a dormir eternamente.

¡Oh!, cuerpo exánime, que solo se desplaza por la fuerza ajena, cual fardo dócil a la voluntad de quien lo mueve. Pero fue la voluntad divina, en la figura de un ángel terrenal, la que de nuevo me aferró a la tierra. ¡Ah!, colega y discípula que todo esfuerzo obró hasta que mi humanidad en el lecho del hospital que ella dirigió buscó remedio.

 

El pronóstico es sombrío con sensación de muerte irremediable. Espíritu y materia en pique paralelo se juegan la suerte. Pero no, morir para el viajero no es una carga de horror y de tinieblas.

 

El cuerpo con base en desalentadores análisis predice su derrota; el alma, en cambio, se siente conducida por el cortejo celestial que siempre la acompaña. Hermosa sensación de llegar al paraíso de la mano de Dios y conducido por mis padres, la sagrada familia de Nazaret y todos los seres celestiales que siempre me han amado. No, morir no es una carga de horror y de tinieblas. La enfermedad no aterra. En la antesala de la muerte material siento que del pasado son las dichas, pero también las cargas pesadas de este mundo. Oh, liberación reconfortante y plácida.

 

En medio del ensueño, de repente, una inquietud asalta. ¿Y el sufrimiento de mis deudos? ¿Y el angustiado clamor de mis amigos? No, no es fácil partir sintiendo la amargura de quienes nos despiden. Y entonces el Creador me devolvió a la tierra. Hay tareas por cumplir, una nueva alborada proclama la vida. Que la bondad reine en la nueva jornada.   

Dichosa ha de ser la existencia ante la presencia infinita de Dios, por ello para quienes ya transitan por los destinos de la gloria mi tributo emocionado por la estela de amor que dejan en la tierra, y a quienes aflige el dolor de la separación y la partida que obre el sanador efecto del recuerdo trasformado en entrañable y perdurable compañía. 

 

Luis María Murillo Sarmiento MD.

* Testimonio de un médico que sobrevivió al covid-19

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Comentario

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PLUMA MARFIL
Comentario de Luis María Murillo Sarmiento el enero 23, 2021 a las 9:57am

Por la doble condición de médico y escritor muchos allegados quisieron que compartiera mi experiencia con el covid. Lo vivido fue indudablemente enriquecedor y fortaleció mis convicciones espirituales. Ojalá sea un texto esperanzador. Agradezco mucho a Delia Pilar y María Beatriz sus amables comentarios


PLUMA ÁUREA
Comentario de Maria Beatriz Vicentelo Cayo el enero 22, 2021 a las 4:31pm

Un interesantísimo relato,  de lo que es la vida y de lo que es la muerte.  "A la muerte no debemos temerle" así nos inculcaron nuestros padres cristianos y se internalizó en nuestra creencia y sentir.  Mas hay personas que no crecieron con una formación cristiana; y bueno, temen morir.

Me alegra mucho que te hayas recuperado del Covid.  Has estado al borde de la inexistencia  mas no era tu hora.  Dios es el único que sabe cuando iremos a su presencia.

Ciertamente hay muchos amigos que últimamente han fallecido.  Si estuviéramos en la lista de partida, ni modo, nada podemos hacer.  Son decisiones del Señor.

Muchas gracias por compartir tu interesante experiencia amigo Luis!

Saludos


ADMINISTRADOR
Comentario de Delia Pilar el enero 21, 2021 a las 11:04pm

Excelente texto con un contenido que llena de esperanza al lector (por lo menos yo lo siento así). Indudablemente que hemos visto partir a muchos de los que amamos, los sobrevivientes no tenemos ninguna seguridad de seguir en esa condición. ¡Ojalá que los deudos puedan alcanzar la resignación que les permita transformar el dolor de la separación en recuerdo emocionado!

Agradezco la publicación de este testimonio, Luis. 

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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