Huyendo de la peste, el hombre,
va curando con su angustia
su jactancia.
Frágil advierte su ser,
y en su esperanza
ayuda clama
a la ciencia y lo divino.
Criatura vulnerable siempre has sido,
que en arrebato de superioridad
siempre has creído
que la naturaleza se rinde a tus designios.
Entiende hombre ciclópeo
tu dimensión exigua,
del mundo material eres ceniza,
inmortal solo es tu espíritu,
las huellas que dejas en la tierra.
La vida pasa y el cuerpo se envejece,
un nuevo amanecer acaso empiece,
pero en la tierra la muerte siempre llega,
luego no temas a la enfermedad
que te hace humano.
Luis María Murillo Sarmiento MD.
Comentario
¡Muy buen poema, Luis María!
Agradezco mucho sus comentarios, y siento profunda satisfacción de que mis reflexiones sean compartidas como expresión de lo que moralmente debe ser.
Luis, es muy cierto lo que escribes.
Hoy el hombre vuelve la vista a Dios, cuando estaba en sus "algarabías y le iba bien" ni se acordaba de El, acaso un Padre Nuestro rezado como una letanía.
Pero aún en medio de nuestra desgracia y bien dicho NUESTRA, algo tenemos en común y al existir esa igualdad, somos más solidarios, al menos HAY UNION; una unión que no la practicábamos porque poco o nada no es importaba lo que le sucedía a nuestro congénere; ni aún con nuestros hermanos de sangre, vivíamos pendientes solo de nuestros intereses!!
Excelente tema, me gustó
Felicitaciones!!
Muy hermoso este poema, Luis....me ha encantado como te diriges a la humanidad...tal como lo que verdaderamente somos...seres finitos en este suelo....solamente nuestra alma es inmortal, pero de todo lo que hagamos debemos dar cuentas a Dios algún día. Un cordial saludo.
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