En el fondo del mar
hay una escuela
una casita de piedra rodeada de corales,
donde enseñan comportamiento y juegos a los peces.
El director de la escuela es don Atún.
Todos los días abre la escuela a las nueve de la mañana
y un cardumen de peces de todas clases y colores
entra a clase cantando y nadando muy alegres.
Las merluzas son un poco torpes.
Siempre piden ayuda para aprender.
Los besugos son los más torpes de todos
y a los pobres no les hacen caso.
Los lenguados son muy listos.
Han sido los primeros en aprenderse la tabla de multiplicar.
El pulpo es el maestro,
y enseña a sus alumnos
a decir palabras correctas,
a sumar, a multiplicar, a restar....
Y todos ellos juntos disfrutan aprendiendo.
Llega la hora del recreo y salen los peces a pasear,
danzando entre los corales.
Juegan juntos al escondite,
a ver quién se esconde en la roca más grande.
Los jovencillos viven aventurillas, buscando tesoros de barcos hundidos
Los grandes cuidan de los pequeños
y disfrutan con sus zalamerías.
El maestro Pulpo les advierte: “Tened cuidado con Don Tiburón.
Habrá que atarle muy fuerte la boca
para que no la abra y muerda a los demás peces”.
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