(Monólogo: habla EL AGUA)
Yo me imagino que están felices. ¿Están felices o no están felices? ¡Claro que tienen que estar felices! No por nada habitan en un país feliz, de un planeta feliz por tenerme en abundancia; disfrutan de mi existencia tanto en los sitios recreacionales como en la regadera de vuestro hogar. Y es que yo, EL AGUA, soy considerado el líquido vital para la humanidad y todos los seres vivos…
Hasta la Loca Luisa reconocía necesitarme, cuando paseando por la calle gritaba: “Mama, dame agua” “Mama, tengo sed”, “Mama, quiero bañarme” ¿Quiénes recuerdan a ese personaje que ya es parte de nuestro folklore? La Loca Luisa (Luisa Mora Moretti), visitaba mucho a la familia Dos Santos y buscaba a Eneida para que –además de regalarle collares de pepas coloridas– la bañara… Y ella disfrutaba de mí, como me han disfrutado cada uno de ustedes… Pero, ella murió, quedando en nuestras páginas históricas; y yo seguiré dando vida mientras no me contaminen.
Yo estoy en ríos y vergeles, reverdezco los prados... Yo brinco en las altas cabeceras de las cuencas hidrográficas y me deslizo corriente abajo… Formo surcos y cuencas atravesando grandes distancias, humedeciendo a mi paso, valles y terrenos que sin mí, no producirían ni frutas ni legumbres ni todo vegetal apropiado para alimentar animales y humanos. Nadie podría negar mi importancia para todo lo que vive en el Planeta Tierra al cual le doy el color, por eso lo llaman el planeta azul.
Yo cubro casi las tres cuartas partes de la superficie terrestre, me distribuyo en mares, océanos, ríos, lagos, glaciares… Y conformo los casquetes polares y el vapor atmosférico. En un 97% de la extensión del planeta soy salada y en el3% restante, soy dulce. Si bien las personas no me pueden consumir siendo de mares, sirvo para regular el clima y soy ruta de transporte, a la vez que poseo una gran riqueza de recursos minerales y energéticos.
Me conoces, me has disfrutado, sabes que soy como un cielo que acaricia tu piel, también me has sentido dentro calmando tu sed y purificando tu organismo… Hago reverdecer el cerro, logro que el capullo se abra en flor… ¡Qué ricas son las cosechas que alimentan el corazón de los hombres tan ingratos que aunque saben que sin mí, sin el agua, acabarían… siguen destruyendo el ambiente!
Y tú, que estás allí, ¿Puedes responderme?... Haces alardes gritando a los cuatro vientos que sin mí no vives, que yo soy vida, pero resulta que todo eso es pura mentira. ¿Por qué no me preservas?
No contamines los ríos ni los mares, no tales, no quemes, no destruyas los bosques, allá es donde nace lo que tú consumes, eso que tú dices que te da la vida: el agua, tienes que cuidarlo; a mí tienes que cuidarme.
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La escuela es un buen lugar para divulgar normas que tengan como fin ahorrar agua en cada uno de los hogares de nuestros estudiantes. Pequeños actos y gestos cotidianos pueden ayudar a tener un futuro mejor para todos. Sin agua no tenemos futuro.
La O.N.U. declaró al decenio comprendido entre el 2005 y el 2015 como el: “Decenio Internacional para la acción”, “El agua fuente de vida”.
©SorGalim
Milagros HdezChiliberti
Ingeniera de Sueños
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