Por Héctor José Corredor Cuervo
Aguayo de mil colores,
en los valles y en laderas,
adornado con las flores
de la eterna primavera
donde nacen los amores
entre anhelos y quimeras.
En el altiplano andino
se ve alumbrar la razón
que señala el buen camino
al hombre de corazón
que va como peregrino
buscando la paz y unión.
En la desértica puna
duermen los grades salares
bajo rayos de la luna
que el gran Dios de los altares
entregó como fortuna
para nitrar los lugares.
En sus selvas tropicales,
cual esmeraldas de aceite,
se esconden los animales
cerca del risco o la fuente
demostrando a los mortales
que la vida es un presente.
De los soberbios nevados
que penetran en el cielo
salen los ríos formados
que bañan todo su suelo
cual el huerto engalanado
sin par en el mundo entero.
Y en ese lago sagrado
se ahogaron los secretos
un día que el iluminado
anunció que el gran imperio
sería pronto quebrantado
en medio de sufrimientos.
Su raza tiene valor
con alma nacionalista
que enfrenta al cruel invasor
como lo hizo al realista
que mancillaba el honor
de la inmortal tribu arisca.
Es el quechua dulce arrullo
de los incas heredado
el cual hablan con orgullo
como el valiente soldado
que muere entre gran barullo
antes de ser derrotado.
Pueblo de Manco Capac
fundador de incaico imperio
yo quisiera tu hermandad
con una lumbre en el cielo
para unir la humanidad
antes de ir al cementerio.
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