UN VASO DE LECHE TIBIA
Autor: Eliseo León Pretell
*Poeta escritor peruano
“Ciudad Satelital”
Houston Texas, United States
(DÉCIMA ESPINELA)
I
La historia guarda en su seno
entre sus páginas mustias,
la orfandad y las angustias
de un niñito pobre y bueno.
El hambre no le fue ajeno
fue un día de muerte lenta,
el mostraba su herramienta
su escobilla sin hallar,
ni un cobre para llevar
un pan a su boca hambrienta.
II
Temblando llora y tirita
entre la noche y el viento,
se paró por un momento
frente a una casa bonita.
A su vergüenza bendita
le ganó el hambre “canijo”
para sus adentros dijo:
Ayúdame mi Jesús.
De pronto se hizo la luz,
al oír: ¿Qué quieres hijo?
III
Discúlpeme usted Señora,
sólo agua para beber.
Un momento, voy a ver,
respondió con voz sonora.
Lo sintió coma una aurora
después de la oscuridad,
vio el color de la bondad
traducido en leche tibia.
Y esa caricia que alivia
en cualquier adversidad.
IV
Pasaron casi treinta años
y esa mujer generosa
moría como una rosa
rumiando sus desengaños.
Se complicaron los daños
de su mal desconocido,
traen al más entendido
el mejor especialista.
Apenas la vio se alista,
a operar acomedido.
V
La operación se ha cumplido
dijo el galeno orgulloso,
sólo requiere un reposo
a lo peor que ha vivido.
Ahora no más les pido
un cuidado muy cercano,
el lunes vendré temprano
para ver la evolución
si aguanta ese corazón
el panteón está lejano.
VI
El doctor le dio su mano
el lunes por la mañana
la enferma sonríe ufana
empieza a llorar de plano.
Mi corazón ya está sano
gracias a nuestro Señor,
¿Cuánto le debo doctor?
Por su mano bendecida,
por devolverme la vida
y librarme del dolor.
VII
Aquí tiene por favor
Es toda su deuda ansiada
es la cuenta detallada
de los gastos realizados.
Revise por todos lados
mientras de a poco mejora,
yo me retiro señora
ya me espera otro paciente.
Hay que ayudar a la gente
sin escusas, con esmero.
VIII
Llorando en su desespero
vio factura por factura.
Dijo: Mi Dios por ventura
con esta deuda me muero.
De donde, si tengo cero
y aquí hay otra por sumar,
luego se atrevió a mirar
ya por demás preocupada,
era un nota cerrada
al mundo ha hecho llorar.
IX
Se abrieron de par en par
las puertas del mismo cielo
alumbrando en su desvelo
a la dama en su avatar.
Señora, no más pesar
por su alma de luz y nívea,
más un corazón que alivia
su carga ya no es pesada.
Usted no me debe nada
hace tiempo lo pagó,
fue una noche que me dio
un vaso de leche tibia.
®Es el canto del zorzal ©Derechos reservados
Por más pobres que seamos carajo, siempre tenemos algo que dar a nuestro prójimo.
José Alberto Mujica Cordano
Ex presidente Uruguayo
Comentario
Muy lindo Eliseo, un abrazo.
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