Un premio de Cultura Nacional para un poeta.

Disertación al recibir el Premio Magón 2015, en junio del 2016. Extractos. Ronald Bonilla.

 

Señores y señoras:

No es extraño que de nuevo un poeta sea llamado para recibir el máximo galardón de la cultura en este país, ya antes: Julieta Dobles, Laureano Albán, Alfonso Chase, Jorge Charpentier, Carmen Naranjo, Isaac Felipe Azofeifa,  Julián Marchena, y algunos narradores que también se iniciaron como poetas: Joaquín Gutiérrez, Fabián Dobles, recibieron esta nominación. Y quizá les quedamos debiendo este reconocimiento a Mario Picado, Carlos Rafael Duverrán, Jorge Debravo, Eunice Odio, Max Jiménez, algunos por su corta vida, algunos porque en su época no se había creado esta distinción, algunos incluso habiendo recibido varios premios nacionales de poesía Aquileo Echeverría, no llegaron a obtener esta máxima presea. Y muchos más están en línea y han realizado tan buena labor poética, que deberán ser considerados pronto: Osvaldo Sauma, Carlos Fco. Monge, Rodolfo Dada, Mía Gallegos, Ana Istarú, Lil Picado, Arabella Salaverry, José María Zonta, Marco Aguilar y muchos más.  Y aún cuando hay decenas de artistas en otras disciplinas, artistas plásticos, escritores de narrativa como José León Sánchez, (3) Tatiana Lobo, Miriam Bustos Arratia, Rima de Balvona, Ana Cristina Rossi, Rodolfo Arias Formoso, Alí Víquez, Carlos Cortés, Rodrigo Soto, que ya están sonando para ser considerados, escultores como  Jiménez de Heredia, Aquiles Jimenez, Manuel Antonio Araya, directores de teatro y danza: María Bonilla, también novelista. Pintores coo Fernando Caballo, Fabio Herrera, Otto Apuy, (también escritor), Magda Zavala, académica y escritora, también poeta. Cineastas, actores, arquitectos, antropólogos, ensayistas, músicos excepcionales como Mario Alfagüell, Marvin Camacho, Alejandro Cardona,  rescatadores del patrimonio musical y popular: Dionisio Cabal, Guadalupe Urbina, Aurelia Trejos.

Aun cuando yo quisiera que se hiciese justicia a tantos creadores e intelectuales con este Premio, cuyos nombres estoy seguro, muchos se quedan en el tintero, y pido disculpas por ello,  no es extraño que en este país, vuelva, como digo a recaer este reconocimiento, del que me siento orgulloso, en un poeta. Grandes poetas hay en el país, y muchos concursos en muchas partes del mundo lo están reconociendo así. La calidad de la poesía desde que irrumpiera el Círculo de Poetas de Turrialba, y a través de disímiles propuestas, es un alimento esencial para la gente de este país, y aunque no se goza aún del reconocimiento internacional que se merecería, es cierto, que esta tierra ha sido bendecida por el mensaje poético que plasman los poetas y otros artistas del país. Somos un país que primero se ha visualizado por el futbol, que es apenas memorable, que la prensa sigue privilegiando la cultura de espectáculos insulsos, antes de la calidad, de afuera y de adentro, que sigue dando más espacio al amarillismo y la maldad y el vicio, que a los grandes ejemplos de humanidad, de grandeza y solidaridad, de esfuerzo y talento, que abunda en el país y se dispersa por el mundo.

Pero bueno, luego de este desahogo, de esta protesta, en realidad yo quería hablar del poema, de esa sustancia que parece inefable y sin embargo se cuece con palabras: la poesía.

 

 

El poema está implícito en todo, sirve para que comuniquemos nuestras soledades, para que establezcamos un diálogo, para que nos enriquezcamos con los paralelismos de nuestros sentimientos, pero también con nuestras diferencias, para superar toda intolerancia, todo signo de discriminación, todo pensamiento odioso sobre la otredad, porque todos somos el mismo.

El poema también nos ha enseñado a descubrir la identidad dormida, por ejemplo, el instalar la cultura ancestral de lo precolombino que habíamos perdido, y hacerla parte de nosotros mismos, porque ya lo era, sin saberlo.  Recordemos poemas como Piedra de Sol, de Octavio Paz, al indio Coraquenque ciego como se dijo Vallejo. A Neruda y su Machu Pichu, “ven a subir conmigo, hermano hombre. Y “pusiste piedra en la piedra, y sobre la piedra, harapo”

Así la poesía une tradición con creación, con una nueva entelequia, con un milagro que antes no existía, aunque parta de lo que teníamos, a veces recóndito o escondido, como la cultura aplastada de quienes nos precedieron sobre estas tierras. La poesía recoge y rescata tradición pero también es ruptura, disidencia, es un hecho contestatario de la cultura contra la cultura de masas. 

Y para ir concluyendo ya, les digo un poema de mis diecisés años, que apareció en el 71 en mi libro LAS MANOS DE AMAR, cuando ya iba cumplir los veinte.

 

DEVOLUCIÓN

 

Un día íntegro

nos miraremos juntos,

y llenaremos con sombras las cicatrices del mar.

Marcaremos nuestra huella

En el granito de polen,

En la playa interminable.

 

Un día íntegro

Llenaremos el mundo

De lo que amamos.

 

Y nos serán devueltos los ojos.

Porque quizá todo lo que he dicho se podía resumir de una manera más sencilla, el poema sí tiene una utilidad, la que no cabe en el mercado de bienes y servicios, la utilidad de lo que no podemos poseer, solo en la fugacidad, aunque quede para siempre latiendo un verso en nuestras almas.

El hombre es trascendencia y el poema el mejor instrumento para trascendernos. Estoy parafraseando a Octavio Paz.

El hombre y la mujer, muy en especial, la mujer hoy en día, en que se rompen las barreras que puso la sociedad a su pensamiento, a su accionar, necesita decirse a sí misma, por eso, el poema, la literatura, es un mecanismo fundamental para lograrlo, para conformar la propia identidad, para nombrar el cuerpo, que antes estaba vedado, para expresar la sexualidad, para denunciar la explotación y la represión. El poema, el arte en general, sirve para que usted y usted y usted se digan, digan su verdad, se desnuden, se erijan frente a las imposiciones y saquen su interioridad y la comuniquen, porque así aprenderemos unos de los otros.

El hombre, (y la mujer en ese concepto implícita definitivamente), querrá trascender el tiempo, y ante la inminencia de la muerte y la insatisfacción por nuestra ignorancia, festejaremos la vida, EL CARPE DIEM, como forma de revelación mayor, ante esa vida que se nos da y parece ser que nos la quitan, y para eso hacemos poemas, para que disfruten con nosotros, piensen, vivan, sientan, porque todos somos poetas, lo único que necesitamos es descubrir nuestro propio lenguaje con el arte.

Ronald Bonilla 2016

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Comentario

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PLUMA DIAMANTINA
Comentario de Ronald Bonilla Carvajal el septiembre 15, 2021 a las 5:59pm

Gracias, Benjamín, lo que dices me honra y motiva, abrazos


PLUMA ÁUREA
Comentario de Benjamín Adolfo Araujo Mondragón el septiembre 15, 2021 a las 3:34pm

¡Tu mensaje es digno de difusión por toda América Latina, Ronald; aplausos!

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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