La prestancia belleza de la rosa, sintió envidia de tu contagiosa sonrisa, se vistió de inmaculado rocío, en la matizada alborada, y aunque su intachable belleza era exquisita, nunca pudo alcanzar, la hermosura divina, de tu agraciada excelencia.
Autor: Marco González Almeida Venezuela 18 de julio del 2012 Derechos Reservados
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