Tres mujeres para recordar y homenajear

Teresa Ratto, Cecilia Grierson y Petrona Eyle

Fueron tres luchadoras por sus derechos, y por su acción repercutieron en los derechos de la mujer en general; tres médicas, y no solo eso, sino las tres primeras médicas argentinas.

Por coincidencias de sus destinos las tres dejaron grabada su impronta en Entre Ríos: Teresa Ratto por ser oriunda de Concepción del Uruguay, Cecilia Grierson por haber ejercido como maestra rural muy cerca de La Histórica, en la estancia Los Ombúes, en el distrito Genacito, próxima a Villa Mantero, y Petrona Eyle por recibirse de maestra en esta ciudad.

Veamos quienes fueron cada una de ellas, comenzado por la concepcionera Teresa Ratto.

 

Teresa Ratto

Nacida en 1877 en el barrio del Puerto Viejo, más precisamente en la esquina de las calles que hoy lleva su nombre (anteriormente Washington) y Artigas.

Su padre, Don Ángel Ratto, un panadero genovés, de aquellos que hicieron historia con sus galletas famosas que fabricaba con dedicación y empeño.  Su madre, Sabina Rebosio, de los primeros inmigrantes italianos que llegaron a la zona.

Teresa fue la segunda hija de quince hermanos. Su paso por la escuela Normal la marca muy honda, ya que tiene la suerte de estudiar de la mano de la directora Clementina Comte de Alió, y de maestras norteamericanas traídas por Sarmiento, tales como Mary Peabody, Harace Mans e Isabel King, entre otras. Todas con ideas de avanzada, como también las tenía el rector del Colegio Nacional, José Benjamín Zubiaur, a quien recurre para poder  estudiar el bachillerato que le permitiera acceder a la universidad. Por ese entonces  dicha institución  solo recibía varones, pero Teresa  logra su propósito y a partir de ese momento  el colegio comienza su transición a mixto.  Ella a los 15 años fue maestra, pero debió comenzar desde el primer año el Bachillerato. Cursando ese primer año, hizo segundo y tercero libre, y los dos últimos los hizo como alumna regular. Entre los profesores de esa época del  Colegio podemos mencionar entre otros al destacado escritor e historiador Benigno Teijeiro Martinez. Con 20 años termina sus estudios en 1895 y se va a Buenos Aires para seguir la carrera de medicina, recibiéndose a los 27 años. Fue la primera entrerriana en obtener ese título. Además de médica era “Doctora en Medicina”, obteniendo ese título con su tesis sobre el "Seudo-reumatismo escarlatinoso”, en 1903, en la Universidad de Buenos Aires.

Su labor profesional la desarrolló primeramente en Buenos Aires, donde formó parte de los equipos médicos que hicieron frente a las epidemias de la época. Pero sintió que debía regresar a Concepción del Uruguay. Su vida, que la entregó a los enfermos, pasó a desarrollarse en  su ciudad, y en su casa paterna atendía a los enfermos. En la epidemia de viruela Teresa era la única médica en la ciudad que atendía la vacunación. Su hermano Octavino de 13 años iba a caballo todos los días a la Municipalidad a buscar las vacunas mientras en su casa la gente hacía cola para ser vacunada. La figura de esta mujer que nos orgullece a los concepcioneros es meritoria por su inteligencia, por su personalidad, por sus dotes morales, pero por sobre todo por imponerse con sus ideales a una época en que la mujer por su condición de tal tenía vedada la actuación pública. Teresa participó activamente en el primer centro de estudiantes en la Historia de la educación argentina, el de la Facultad de Ciencias Médicas de la mencionada Universidad de Buenos Aires, creado en el mes de septiembre de 1900,  y fue una de las primeras militantes en la defensa de los derechos de las mujeres.

Falleció muy joven, de peritonitis, el 2 de abril de 1906, y hoy sus restos descansan en el cementerio local en el panteón de su familia.

 

Cecilia Grierson

Cecilia era hija de la irlandesa Jane Duffy y de John Parish Robertson Grierson, hijo del inmigrante escocés William Grierson, que se estableció en Argentina en 1825, en la colonia Santa Catalina, en  Monte Grande, la cual fue la primera y única colonia escocesa en Argentina. Fue bautizada en la Basílica de Nuestra Señora de La Merced (conocida como Iglesia de la Merced), uno de los templos católicos más antiguos de la Ciudad de Buenos Aires, el 26 de diciembre de 1859 (Libro de Bautismos 1857-1860, página 208).

La familia paterna fue de las primeras que llegaron de Escocia al país. Fue la mayor de seis hermanos: una mujer llamada Catalina y los restantes fueron David, Juan, Tomás y Diego.

Pasó su infancia en los campos de sus padres, en el distrito de Genacito, del departamento Uruguay, Entre Ríos, y en la República Oriental del Uruguay. Según Laura Erpen, los Grierson supieron tener casa en Concepción del Uruguay y la misma habría estado ubicada en la calle Teresa Ratto (ex Washington) entre  Moreno y Juan Domingo Perón  (ex Vicente H. Montero).  A los seis años fue enviada a estudiar a Buenos Aires: cursó la primaria en colegios ingleses y una vez finalizados sus estudios debió regresar a causa de la muerte de su padre. En ese momento, a pesar de su corta edad, comenzó a ayudar a su madre con el cuidado de sus hermanos. Además se desempeñaba como institutriz en una casa de una familia de buena posición económica, lo que le permitió ayudar aportando ingresos a la economía familiar a los 10 años de edad. Según consta en acta habitaba en el solar de la calle Bolívar al 147 (Censo argentino de 1869, Solar de la Calle Bolívar 147 Distrito Federal Sección 2. ª). Y con solamente 14 años de edad se instaló con su madre en una dependencia de la estancia “Los Ombúes”, de su fallecido padre, en Genacito, donde ejerció la docencia sin poseer título habilitante; labor que, sin embargo, le fue reconocida por el estado Entrerriano, que le abonaba el sueldo a su madre, algo que en esa época era práctica habitual ante la escasez de profesionales en el ámbito rural.

Un año más tarde empezó sus estudios formales como maestra de grado en la Escuela Normal de Señoritas de Buenos Aires, fundada por Emma de Caprile, terminando en 1878. Estudió con profesores como Hipólito Yrigoyen y Otto Krause. Ya de pequeña mostró interés en ser docente, como lo reflejó en una carta: “...creo que nací para ser maestra. Recuerdo algunas escenas desde los dos años de edad, donde siempre en mis juegos era una maestra...”.

Una vez obtenido el título, Domingo F. Sarmiento, por entonces director de Escuelas, la nombró maestra en la Escuela Mixta de San Cristóbal, y con su sueldo trasladó a su familia a la Capital Federal. Cecilia tenía ojos azules vivaces, su cara era redonda y sus cabellos eran castaños ensortijados. Nunca se casó ni tuvo descendientes.

La enfermedad y posterior fallecimiento de una amiga íntima, Amelia Kenig, produjeron en Cecilia Grierson la vocación de dedicarse a la medicina, tarea a la que le dedicó todo su esfuerzo; algo que no le sería fácil, ya que la carrera de medicina en Buenos Aires era por aquel entonces reservada a los hombres, y hasta el momento ninguna mujer había logrado recibirse con el título de Médico. En 1883 ingresó a la Facultad de Ciencias Médicas, donde se graduó seis años más tarde, en 1889, pese a haber sufrido las descalificaciones de sus profesores y compañeros de estudio. Durante estos seis años llegó a ser ayudante del Laboratorio de Histología, cargo que logró mediante una carta que envió a un profesor cuando se enteró de la renuncia del ayudante que se desempeñaba hasta entonces.

Un grupo de estudiantes disconformes por considerar a la carrera de medicina muy teórica y carente de prácticas, entre los que se encontraban José María Ramos Mejía y Juan B. Justo, creó el Círculo Médico, en donde funcionó una escuela práctica de medicina con consultorios de especialidades y un centro dedicado a la difusión y a la investigación. En este establecimiento Grierson creó la primera Escuela de Enfermeras de América Latina con un plan de estudios formal y donde se estableció el uso de uniforme para las enfermeras  que posteriormente fue adoptado por la mayoría de los países latinoamericanos, siendo su directora hasta 1913. Realizó sus prácticas médicas en el Hospital Escuela Buenos Aires, siendo dirigida por Juan B. Justo, y en 1888 fue nombrada practicante menor del Hospital de Mujeres, hoy Rivadavia. Su tesis de graduación se tituló “Histero-ovarotomías ejecutadas en el Hospital de Mujeres desde 1883 a 1889” y la presentó el 2 de julio de 1889. Se incorporó al Hospital San Roque, donde se dedicó a ser ginecóloga y obstetra pero no cirujana, especialidad que le fue negada por su condición de mujer, a pesar de tener el título habilitante para ejercer esa especialidad: fue la primera mujer que lo obtuvo.​ En 1891 fue miembro fundadora de la Asociación Médica Argentina, de la que fue elegida presidente en la sesión del 27 de julio de 1907. En 1892 fundó la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios, que más adelante se fusionaría con la Cruz Roja Argentina. Además fue la precursora de la idea de abrir Salas de Primeros Auxilios en los diferentes pueblos para ayudar con la asistencia primaria de los enfermos. Tuvo la iniciativa de crear un consultorio-escuela para tratar a niños con problemas de comportamiento, dificultades en el habla y en el aprendizaje, y colaboró con el equipo liderado por Samuel Molina con la primera cesárea que se realizó en Argentina en 1892 en el entonces Hospital de Mujeres.

La Doctora Grierson nunca dejó de ser docente, y tuvo una intensa actividad como tal durante su vida en todos los niveles educativos: fundó la Escuela de Economía Doméstica y la Sociedad de Economía Doméstica en 1902, establecimiento precursor de la Escuela Técnica del Hogar, primera en el país en esa especialidad. Promovió el estudio de la puericultura y fue pionera en la enseñanza de ciegos, sordomudos y discapacitados. Además  integró el Consejo Nacional de Educación desde 1892 hasta 1899. Luego viajó a Europa enviada por el gobierno y a su regreso trajo al país un nuevo plan de estudios profesionales. Y llegó a ser presidenta del “Congreso Argentino de Mujeres Universitarias”, que fuera fundado por Elvira Rawson de Dellepiane en 1905.

En 1894, con apenas 35 años, Grierson se postuló para poder ser profesora sustituta de la Cátedra de Obstetricia para parteras. Sin embargo, no pudo acceder al cargo, porque el concurso fue declarado desierto. A pesar de haberse postulado, su condición de mujer hizo que se le negara la posibilidad de ejercer un cargo de docente en la universidad; en cambio es puesta al frente de la batalla contra la epidemia del cólera en 1896. Por un lado se le reconocían sus conocimientos, pero por el otro se le impedía transmitirlos en el ámbito universitario.

En 1897 publicó “Masaje Práctico”, uno de los primeros libros sobre técnicas kinesiológicas, y en 1901 fue fundadora de la Asociación Obstétrica Nacional y de la Revista Obstétrica, que fue  concebida como una herramienta para ofrecer a las parteras argentinas un enfoque científico y médico para la profesión que por entonces era ejercida por las "matronas". En los años siguientes no abandonó la docencia: en 1904 y 1905 logra dictar los primeros cursos de “Gimnasia Médica y Quinesioterapia” en la Facultad de Medicina, siendo el primer antecedente de la kinesiología en Argentina. Además fue docente adscripta en la Cátedra de Física Médica y Obstetricia, logrando vencer la resistencia anterior.

En 1913 empieza a retirarse de la actividad en la Escuela de Enfermeros y Masajistas y tres años después se retira definitivamente de la actividad docente. Sin embargo, en 1927 el gobierno la destinó nuevamente a Europa para interiorizarse e investigar sobre las técnicas educativas de los países desarrollados y formó parte en Londres del “Primer Congreso Eugenésico Internacional”.

Al jubilarse solo se le reconocieron 22 de los 25 años de médica y  de los 45 como docente por lo que obtuvo una modesta pensión. En 1924 ingresó como miembro de la asociación Aves Argentinas, en ese momento Sociedad Ornitológica del Plata, para trabajar en la conservación de las aves y la Naturaleza, quizás ligado al recuerdo de las aves y la naturaleza del Entre Ríos de su infancia. Permaneció como miembro activa hasta el momento de su muerte.

Ya enferma de cáncer de útero, se estableció en Los Cocos, en la provincia de Córdoba. Falleció el 10 de abril de 1934 y fue inhumada en el Cementerio Británico de Buenos Aires.

 

Petrona Eyle

Era hija de colonos suizos que se radicaron en la zona central de la provincia de Buenos Aires, aproximadamente entre 1856 y 1860. Beneficiados por el reparto de tierras dadas a los inmigrantes, la familia Eyle se radica en la zona de Baradero, donde nace Petrona, un 18 de enero de 1866.

En 1882 se instala en Concepción del Uruguay para completar sus estudios y en 1886 se recibe de maestra normal.

En el año 1887 es enviada a Suiza para hacer sus estudios de medicina, finalizando los mismos en 1891. En 1893, regresa a la Argentina y comienza a trabajar en los hospitales públicos, allí se inicia como militante feminista luciéndose por su prédica, a favor de la mejora de la situación de la mujer.

En el 1901 organiza el «Consejo Argentino de Mujeres» y junto a Cecilia Grierson, funda la «Asociación de Universitarias Argentinas» en Buenos Aires, entidad de la que forma parte también la Dra. Teresa Ratto. La «Asociación de Universitarias Argentinas» presentó numerosas iniciativas al Congreso Nacional, como la Protección a la Maternidad (1903), Sanidad y Asistencia Social (1906), Jubilación del Magisterio (1907) e Igualdad de Derechos Civiles para la Mujer (1919), entre otras. Aprovechando los festejos de los cien años de la Revolución de Mayo, en 1910 organiza el Primer Congreso Feminista Internacional con un rotundo éxito. En 1924 funda la «Liga Contra la Trata de Blancas», pues Argentina se caracterizaba en ese tiempo como un gran mercado de mujeres, según la crónica del Comité Internacional contra la Trata de Blancas, que dependía de la Sociedad de Naciones. Desde la misma bregó por el derecho de los niños, los cuales sufrían, según su informe escrito enviado al Presidente Marcelo T. de Alvear: abusos descontrolados, marginalidad, explotación, trabajo descontrolado al que eran sometidos, embarazos tempranos producto de violaciones, abuso sexual y prostitución de menores desde los diez años.

A los 65 años inicia la revista «Nuestra causa», de la cual fue su primera directora. Desde este medio periodístico del movimiento feminista defendió tenazmente el derecho de la mujer al voto, a la intervención activa en los movimientos políticos y la viabilidad de ocupar cargos públicos. Esta lucha por los derechos tuvo su recompensa en 1947, durante el gobierno de Juan Domingo Perón, cuando las mujeres argentinas obtuvieron su derecho al voto, algo que ejercieron por primera vez en 1951. Petrona Eyle falleció en Buenos Aires el 12 de abril de 1945, dos años antes de este logro. Sin embargo, su legado quedó indeleble en la larga pelea de las mujeres por un lugar más digno en la sociedad.

 

Ratto, Grierson y Eyle: sus vínculos

Dando fe de lo expresado por Laura Erpen, podemos decir que las familias  Ratto y Grierson fueron vecinas en el Puerto Viejo, pero no tenemos datos más  precisos sobre si tuvieron algún trato. Los documentos citados por Erpen y el prefecto Andrés Rousseaux respecto de Grierson  sí certifican la presencia de la futura doctora en la zona siendo maestra,  escritos que han sido difundidos por  Carlos Ratto  y Virginia Civetta en su sitio “Concepción del Uruguay: Historia y Turismo”, por Jorge Miguel Haidar en el grupo "Concepción del Uruguay: Pasado y Presente", como así también por Sergio Stegman en “Conociendo Entre Ríos, sus pueblos y sus valores”; personas a las que respeto pues  acostumbran a documentar sus dichos y publicaciones. Es posible que siendo el padre de Teresa  un reconocido panadero del barrio tuviese algún tipo de trato al menos comercial con la familia Grierson. Lo que sí es cierto es que en Buenos Aires Teresa y Cecilia entablaron relaciones. Puede incluso que las haya propiciado también el mismo Zubiaur, que se preocupó de la prosecución de los estudios de Teresa. Ambas desarrollaron una interesante labor conjunta en la “Asociación de Universitarias Argentinas” y a través de la misma se vinculan a su vez con  Petrona Eyle,  uniendo sus esfuerzos en una lucha por mejor las condiciones de vida en general de la mujer en Argentina. De la estrechez del vínculo entre Teresa Ratto y Cecilia Grierson da fe la presencia de esta última en Concepción del Uruguay para despedir  los restos de la primera.

Un vínculo desde lo vocacional y un ejemplo de lucha fue para ella sin dudas Élida Passo, la primera farmacéutica argentina con diploma profesional universitario en dicha carrera, una de las primeras egresadas universitarias de América del Sur y la primera estudiante de una carrera universitaria superior en Argentina. Al iniciar sus estudios superiores  primero rindió exámenes preparatorios para estudiar en la Facultad de Humanidades y Filosofía en 1883​, y luego tuvo un breve paso por Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, ambas facultades de la Universidad de Buenos Aires. Sin embargo, más tarde decidió seguir los pasos de su padre y estudiar Farmacéutica, carrera universitaria considerada menor.​ Dio el examen general de Farmacia el 13 de julio de 1885 y recibió su título el 18 de julio del mismo año, por lo que fue la segunda mujer argentina que egresó de una carrera universitaria menor de la que se tiene registro. Paralelamente, quiso estudiar Medicina, por lo que solicitó su matrícula desde 1883. Sin embargo, las autoridades de la universidad se lo negaron por ser mujer, bajo el argumento de lo difícil e incómodo que sería cursar con todos compañeros hombres y de que no sería adecuado para una mujer ver cuerpos desnudos. Esto llevó a Passo a iniciar un recurso judicial de gran repercusión en el ámbito académico, que terminó a su favor y le permitió inscribirse en la carrera. Durante su etapa de estudiante de Medicina, ejerció dos tipos de prácticas en el Hospital General de Mujeres en Buenos Aires: como practicante menor interna y como practicante mayor.  Falleció de tuberculosis el 7 de mayo de 1893, cuando cursaba quinto año y estaba cerca de finalizar la carrera de grado que la hubiera llevado a ser también la primera médica del país. Este ejemplo de lucha  fue sin dudas fuente de inspiración para las propias llevadas adelante por estas otras tres mujeres.

Otra figura importante en sus vidas por lo que significaba su presencia y labor en Buenos Aires es la de Misia Dolores (como llamaban a Dolores Lavalle, la hija menor del Gral. Juan Lavalle), que desarrolló un vasta labor en pro de los derechos de la mujer y beneficencia en favor de los pobres y enfermos, y con la que Grierson compartió actividades que están documentadas. La presencia  de  Lavalle y Passo en la vida de estas tres médicas sin dudas está dada por la actividad que las primeras desarrollaron, muy conocidas y de gran repercusión en una Buenos Aires que no era la gran urbe de hoy, y que sin dudas fueron ejemplos e impulsos para las actividades que Grierson, Eyle y Ratto llevaron adelante.

 

El legado de sus luchas y conquistas

Desde la transformación de la educación de masculina o femenina a mixta conseguida por Teresa Ratto en adelante, muchas de las ideas que estas mujeres generaron, impulsaron y transformaron en proyectos, con el correr del tiempo, en algunos casos, fueron realidades, y otras de ellas no las alcanzaron a ver concretadas en vida, pero sin lugar a dudas la tenacidad con la que se propusieron trabajar y lo hicieron fue suficiente y necesaria para que con el paso del tiempo se transforman en acciones directas en beneficio de la mujer, como así también de todos los argentinos, y muchas inclusive tuvieron trascendencia internacional. Hoy no solo tenemos educación mixta: los docentes y todos los trabajadores tienen su jubilación, tenemos asistencia y protección de la maternidad,  programas de asistencia social (aunque discutamos de las formas y modos, todo es perfectible), y, fundamentalmente, igualdad de derechos civiles: las mujeres votan, pueden ser elegidas, pueden tener una carrera militar o policial, y así podríamos agregar una serie de ítems más, que tiene su inicio  en aquellas luchas individuales y luego colectivas de estas tres ilustres argentinas.

Dras. Teresa Ratto, Cecilia Grierson y Petrona Eyle, gracias por sus existencias.

 

Elías Antonio Almada

Correo electrónico: almada-22@hotmail.com

 

Algunas Fuentes

Erpen, Laura. (2011). Tostadas dulces con mermeladas de duraznos y manteca.

Civetta, Virginia y Ratto, Carlos. Concepción del Uruguay: Historia y Turismo.

Haidar, Jorge Miguel. Concepción del Uruguay: Pasado y Presente

Stegman, Sergio. Conociendo a  Entre Ríos, sus pueblos  y sus valores.

López Matos, Oscar. Cecilia Grierson, pionera de la Medicina argentina.

Kesting, Eduardo Alejandro. Historias, Instituciones y Personajes: Cecilia Grierson.

Testimonio del Prefecto Gral. Rousseaux Andrés, vía correo electrónico al Ing. Ángel Mazzarello

(1974) N° dedicado al 125° aniversario del Colegio Nacional “Justo José de Urquiza”. Diario La Calle.

(2006). Suplemento del día 3 de abril. Diario Uruguay

(1999). Suplemento del día 23 de mayo. Diario La Calle

Granaderos Bicentenarios.

https://www.lanacion.com.ar/sociedad/cecilia-grierson-google-homena...

https://www.elhistoriador.com.ar/cecilia-grierson/#:~:text=Maestra%....

https://concepcionhistoriayturismo.com/2018/09/24/la-doctora-teresa...

https://concepcionhistoriayturismo.com/2020/04/30/la-segunda-medica...

Archivo General de Entre Ríos, Fondo Hacienda, Serie XI, Instrucción Pública, Departamento Uruguay, Caja Nº 6, Leg. 3, pp. 152 y vta.

 

(1989)La Opinión de Entre Ríos, Paraná, 19 de marzo.

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Comentario

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Comentario de J.Jesús Ibarra Rodríguez el marzo 8, 2023 a las 8:40pm

Elias Antonio Almada, amigo poeta y escritor, gracias por compartir estas semblanzas de

las tres valiosas Medicas. Fueron ejemplo para las mujeres en el mundo.

Felicitaciones.

Un cordial abrazo en la distancia.

Comentario de Elias Antonio Almada el marzo 8, 2023 a las 2:27pm

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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