Esa mañana de verano, había madrugado, eran las 7 de la mañana de un día lunes de enero de 1973. Salí del departamento y baje por la escalera, este era mi primer ejercicio de la mañana. Vivía en un cuarto piso, de un edifico céntrico, a escasas cuadras de la oficina principal de Corfo en Santiago de Chile . Debía dirigirme al aeropuerto, tenía una comisión de servicio y trabajo que llevar a cabo, un proyecto en favor de los isleños, que el gobierno apuraba realizar. Ya en la acera, alcance a tomar un taxi que pasaba, se detuvo y le indique rápidamente que me llevara a tomar el vuelo a Rapa Nui. Estábamos contra reloj, por lo que el chofer tomo un atajo, cruzamos por un camino de tierra, matorrales y bosque de eucaliptus. Unos potreros, ganado vacuno pastando. Vueltas y vueltas, hasta que un ruido ensordecedor de un jet paso por sobre nuestras cabezas. De pronto aparece la carretera, Entramos a la línea de estacionamiento frente a la puerta principal del aeropuerto. Pague y el conductor me ayuda con una maleta, mientras con una mano sostenía un maletín. Cruce las oficinas y me dirijo a la sala de embarque. Allí los vigilantes miraron mis documentos y me dieron paso. Corrí por la pista, hasta llegar a la avioneta que me esperaba. El copiloto de pie, me ayudo con el equipaje, subieron dos oficiales de la marina, dos enfermeras y yo-¡únicos pasajeros!-. Sentado en un asiento detrás del piloto, me ubique, a mi lado izquierdo la ventanilla, podía ver algunos aviones detenidos. Ajuste el cinturón de seguridad. Arrancaron los motores y la aeronave comenzó a carretear hasta el final de la pista. El capitán, giro el avión y espero instrucciones que debía recibir desde la torre de control. Una vez recibida la orden e indicaciones de la ruta de vuelo, el avión se deslizo y se fue elevando suavemente. Atras quedo la pista, sobrevolamos una larga hilera de edificios de fabricas, bloques de departamentos, poblaciones y luego campo. Tomo altura y se elevo para cruzar por sobre la montaña de la Costa, abajo esta el túnel que une Santiago y Viña del Mar-Valparaiso.. Al otro lado, a lo lejos, se divisaba el mar como una larga lengua y un horizonte bañado por los rayos solares. Aterrizamos en el aeropuerto de Valparaíso. Los mecánicos revisaron la aeronave, estiramos las piernas y subimos nuevamente. El ascenso fue más rápido por la falta de trafico aéreo desde el oeste al este. El mar era interminable. Algunos barcos divisamos y goletas de pesca, seguidas de una bandada de gaviotas. Con el ronroneo del motor dormite y sin darme cuenta me dormí. Era monótono el vuelo, solo observar nubes y abajo agua. Sentí hambre, el copiloto nos ofreció una botella de refresco y un sanchich que consistía en un pan de molde con jamón y queso. Pronto el avion comenzó a girar y a descender. Allá a lo lejos se divisaba una sombra en forma de triangulo de color negro, gris y luego verde, rodeada de un mar color turquesa. La isla en sus acantilados, bordes y playas, las cubría una blanca espuma. Los primeros Moais se mostraron serenos en su emplazamiento. Una larga pista de arcilla rojiza, el avión se fue posando y carreteo hasta detenerse, frente a la torre de control y oficinas del aeropuerto de Mataveri . (continuara)
Amir Ibn Tawfik Simon
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January 2013
Project Manager / Research Assistant
Lebanese Emigration Research Center (LERC)
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Lebanon
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