En el teatro de la vida, entre luces y penumbras,

se esconde un dolor que en el alma zozobra.

No hay mayor pesar, que el eco persistente,

del arrepentimiento, el más agudo ciprés.

 

El tiempo es testigo del paso fugaz,

de oportunidades que se esfuman sin paz.

El dolor más profundo, no yace en el fracaso,

sino en el "¿y si?" que atormenta el regazo.

 

El arrepentimiento, como sombra esquiva,

se cierne en la conciencia, como cruel deriva.

No hay mayor condena que el no haber intentado,

un suspiro perdido en el camino despejado.

 

Se lamentan en el corazón las puertas cerradas,

las oportunidades perdidas, las almas atadas.

No es el error el verdugo, sino la omisión,

el silencio que resuena en la desolación.

 

En el eco del arrepentimiento, resuena el clamor,

de sueños no vividos, de pasiones sin color.

La tristeza más honda, el pesar más denso,

es el eco del intento perdido, como un incienso.

 

Mas aún, en la oscuridad surge una enseñanza,

que el dolor del arrepentimiento tiene esperanza.

En cada día nuevo, hay un chance redivivo,

de no lamentar el intento no vivido.

 

En el corazón del presente, la fuerza se halla,

la oportunidad de intentar, de cruzar la valla.

Porque no hay mayor dolor, ni más cruel tormento,

que el arrepentimiento de no haberlo intentado, ciertamente

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Comentario

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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