OH HILDEGARDA
Rehaces
bajo la espada de la luna
las viejas plazoletas de la ciudad
de Bingen. Te asomas al Rhin donde
tirabas guijarros de la tierra Palatina
o llegabas a Maguncia a escuchar dolores
con telarañas que se chorrean
por las rajaduras del empedrado medieval.
Quizás andas aun por el puerto
y enciendes los cirios
con líneas desveladas.
Todo parece abordar ese instante único
de las conversiones. El momento
de la rebeldía ante los cátaros.
Me asomo a tu huerta copiosa
donde plantabas las hierbas
que usabas para curar y alimentar
y te veo estremecer desde el oscuro fondo
de la capilla. Escribes (asediada todavía)
cómo el pánico rueda por tu miniato.
Escribes sin las torceduras
de los códigos de hoy naturalmente.
Escribes lo que luego Juno el monje amigo traducía
“que la Casa de Dios nos aguarda
que el Cielo está olvidado por los hombres
que sólo Jesús nos alivia de la culpa de Adán”
y la lluvia nos cae como una melena vertical.
Se arrinconan los augurios
tras los viajes a pie o a caballo
a Roma a Venecia a rescatar la Fe.
En tu oda de amor enardecido
rescatas al Papa del mármol de la muerte.
El fulgor de tu mente anuncia el mismo fin
de las voces de tu cuerpo
que fue un paisaje palatino
de sensaciones majestuosas.
En el punto inmediato crecen costras
y en tus versos
las desarticulaciones de la elipse
se abren como cajones de aflicción
como un manto
de néctares secretos
resbalando hacia el Nuevo Reino.
Visiones claras de física filosofía
naturaleza música poesía y lingüística
aparecieron en el medievo como sándalo aromoso.
Los fantasmas alargados de los peregrinos
conversan en los puentes
que unen el Rhin y el Naje
como lóbulos anclados bajo el hielo.
Todo está a punto de desmoronarse
a tu alrededor. Una visión de la hoz
rueda por frente de la luna
como por una montaña inusitada.
La montaña es el Nuevo Reino dices.
También que Dios es un árbol un pino
que se dilata.
Que hay otro Dios encima que no vemos.
El río los ríos se aclaran casi canturrean
en la música especial que les compones.
¿Traerán de nuevo en sus mezclas transparentes
el espejo capaz de proyectar tu imagen
al espacio
para que puedas volver a componer el mundo
de acuerdo a los divinos designios?
Hildegarda de Bingen hoy santa de la iglesia
Bienaventurada mujer brillas con luz propia.
Y modificaste el medioevo vuelta de tuerca
imprimiste al monasterio a la historia.
Recordamos tu firme convicción tu nobleza
tus visiones atesoramos tu dolor y nos inclinamos
ante tu vida consagrada al Señor a la Fe a las ciencias
a los otros. ¡Y te veneramos!
Vilma Lilia Osella
Ciudad de Buenos Aires
Comentario
UN GUSTO LEER TUS MATIZADOS VERSOS
Onírico mensaje nos transmites entre versos llenos de vivencias.
Gracias por acercarnos a la vida de tan ilustre sierva de Dios.
La labor de escritora de Hildegarda se vio interrumpida muchas veces por los viajes de predicación. Si bien la clausura en sus tiempos no era tan rígida, no dejó de sorprender y admirar a sus contemporáneos que una abadesa abandonara su monasterio para predicar.
El contenido de su predicación giró en torno a la redención, la conversión y la reforma del clero, criticando duramente la corrupción eclesiástica, además de oponerse firmemente a los cátaros; al condenar las doctrinas de estos, proponiendo el combate de sus errores mediante la predicación y la edificación del clero.
Ha sido un placer poder disfrutar de tan valiosa obra didáctica, con maravillosos matices poéticos.
Preciosoo
"...Recordamos tu firme convicción tu nobleza
tus visiones atesoramos tu dolor y nos inclinamos
ante tu vida consagrada al Señor a la Fe a las ciencias
a los otros. ¡Y te veneramos!..."
MARAVILLOSAS MÍSTICAS LETRAS
DE INTENSA FE Y FERVOR.
QUÉ SENSIBLE ES TU VERSAR, VILMA LILIA.
FELICITACIONES.
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