Anoche demandaba  su amado cuerpo

en mi lecho

y me encontré cara a cara

con la fría soledad

y en mi angustioso desierto

no tuve a quien platicar

de como se me va secando la vida

porque sé que su cuerpo de rosa

a mi lado nunca estará.

Me abracé a mi almohada

mientras irritada me miraba la soledad,

quise mencionar su nombre divino

pero un nudo seco y áspero

se apoderó de mi garganta

y no pude hablar,  sino llorar.

Busqué su alma pura

entre mis vacantes caminos

y el eco de su graciosa risa llegó hasta mi

y me fui en silencio a escribir,

el pacto de amor que sólo yo,

pudé suscribir.

 

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Comentario

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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