MI SER

Qué bóveda celeste, tan bella en cincelejo

en noche con luceros y astros titilantes

con luces y ese viento de las almas errantes

no se por qué no estamos, como imagen y espejo.

Y aunque tú no lo creas, sin rabia te aconsejo

que dejes de pensar, que no te estoy amando

tú eres la culpable si me estoy retirando

procura detenerme o sino yo me alejo.

Cada uno culpa al otro, nadie se culpa a sí

deseo cambiar la forma de amar a la mujer

sin ella no se puede disfrutar del momento

Que ella no vierta lágrimas y estaré yo contento

ayúdanos a amarnos pues tú sabes que es mi ser

Jesucristo amadísimo,  apiádate de mi.

Rodrigo José Hernández  Buelvas  3.2.89

Derechos Reservados 

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PLUMA ÁUREA
Comentario de Maria Beatriz Vicentelo Cayo el marzo 17, 2020 a las 10:31am

Cada uno culpa al otro, nadie se culpa a sí

deseo cambiar la forma de amar a la mujer

sin ella no se puede disfrutar del momento

Esto es muy cierto,  nadie es capaz de reconocer sus propios errores,  es un mecanismo de defensa que constantemente se da.   

Hay que revisar el segundo verso, por lo demás me encantó tu poema,  el mensaje es hermoso,  el verso que señalé muy asertivo demostrando  el respeto que se le debe tener a la dama.  El final es un petición sublime mi buen amigo.

Que ella no vierta lágrimas y estaré yo contento

ayúdanos a amarnos pues tú sabes que es mi ser

Jesucristo amadísimo,  apiádate de mi.

Siiiiiiiiiiiii ME ENCANTÓ!! 

Ay carambas solo ese segundo verso; un pequeño detalle que obliga a observar estas grandiosas letras!

Muchísimas gracias por tu excelente compartir!

Saludos con afecto y gran aprecio compañero de letras!

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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