LIBROS QUE HABÍA OLVIDADO -I- La otra isla, de Francisco Suniaga. Una metáfora de la decepción.

 PARTICIPAMOS A NUESTROS LECTORES QUE HABÍAMOS QUITADO ESTA PUBLICACIÓN, DEBIDO A QUE EL SISTEMA NOS HABÍA CAMBIADO MUCHAS DE LAS CARACTERÍSTICAS FORMALES, PRESENTES EN -APA- LA VOLVEMOS A INSERIR CON ALGUNOS CAMBIOS EN LA METODOLOGÍA, QUE PARECE QUE EL SISTEMA NO MODIFICA. OFRECEMOS NUESTRAS EXCUSAS POR ESTE HECHO.

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                                                      La otra isla, de Francisco Suniaga. Una metáfora de la decepción.

 

 

          Editada por Oscar Todtman Editores, aparece en Caracas, en el año 2005, la novela La otra isla, de Francisco Suniaga. Todo parece indicarnos que será la historia de Wolfgang Kreutzen el argumento general de la obra que nos ocupa. Este y su esposa Renata eran dos alemanes, viajeros consuetudinarios a la Isla de Margarita. En uno de esos viajes, Renata convenció a su esposo, para que se quedaran definitivamente en la isla. Así, viajaron a su tierra, con la finalidad de vender todas sus pertenencias, para venirse y establecerse como comerciantes  en Margarita. Wolfgang no estaba totalmente convencido de realizar tal hazaña, debido a su temperamento introvertido, que lo inducía a la paz que siempre había vivido en el pequeño pueblo alemán de Evinghoven. Sin embargo, para complacer a su mujer, aceptó la idea de venirse a la isla y establecerse como era lo convenido. Para ello, adquirió el localucho de un libanés que quería marcharse a Nueva York y “que se preocupaba más por los juegos de azar que por la comida” (p.10). Al adquirir tal local, procedió a mejorarlo de tal manera que sirviera como tasca, bar, restaurante o cualquier otra cosa que se vinculase con la venta de comida. Le quitó el viejo nombre y le puso “Nordsee”, para, con este último, recordar sus horas felices, en el Mar del Norte, en compañía de sus padres. Aunque su objetivo no era el mercantil, terminó siendo un éxito comercial. Todos los turistas alemanes, y conste que no eran pocos, al ver tal nombre decidían acercarse y gastar ahí el dinero estipulado para la comida rápida.

          Todo había marchado muy bien, hasta que Wolfgang (Golfan, para los margariteños) conoció el mundo de la pelea de gallos.

          Un día, Wolfgang apareció muerto en Playa del Agua y el veredicto legal fue asfixia mecánica, por ahogamiento. Todos los órganos de la ley estuvieron de acuerdo con tal causa y ya faltaba muy poco para cerrar el caso, como era la costumbre. Pero poco después de este suceso, apareció Edeltraud Kreutzen, madre del occiso, quien quería atestiguar la verdadera causa de la muerte de su hijo. La razón consistía en que ella había recibido una nota, que resultó ser apócrifa, la cual le notificaba que Wolfgang no había muerto ahogado sino asesinado por su esposa Renata, en compañía de un amante.

          La señora Kreutzen decidió marchar a Venezuela y, en la Isla de Margarita, inicia actividades para saber a ciencia cierta, aspiraba ella, la verdadera causa de la muerte de su hijo, ya que sabía que él era un excelente nadador.

          Todo el desarrollo de los acontecimientos posteriores, incluyendo la contratación de un abogado, para que averiguara exhaustivamente el hecho, constituyen la historia con minúscula de la novela La otra isla. Ahora bien, en cuanto a la lectura específica que hemos hecho nosotros, tal argumento es utilizado por el autor, para manifestar nuestra hipótesis, a través de las pequeñas historias que se desenvuelven alrededor de los personajes principales. Estos acontecimientos representan el discurrir del día a día de la isla. Precisamente en ellos, notamos una serie de decepciones que enriquecen y  enle dan un valor excepcional a la novela.

          Comencemos con la historia de Edeltraud Kreutzen. Su decepción comienza en el momento mismo en que busca al cónsul de su país.

                                  “ … miró a Dieter Schlegel con detenimiento, como si no pudiera                                    creer que aquel hombre obeso, vistiendo una camisa adornada                                        con palmeras estrafalarias y aves exóticas, abierta hasta el                                                ombligo, de  pantalones cortos y sandalias, era el Cónsul de la                                        República Federal de Alemania en Margarita. ” p. 57.

                                 

          Tal decepción continúa con casi todos los hechos que se suceden durante su estada en la isla. Ella va comparando la conducta de sus connacionales con la que ve en su actual entorno y nada le parece viable. Cuando contrata como abogado a José Alberto Benítez, uno de los personajes principales de la obra, le ofrece pagarle sus honorarios por horas trabajadas. El abogado, que había estudiado en Alemania, la comprende y la convence de que en Venezuela no es esa la metodología. Hay momentos en que limita la desesperación, pero prima el objetivo que la condujo a esta tierra y resiste. Benítez le va contando, en la medida que escribe el informe final a entregar, todos los vericuetos que va encontrando en el desarrollo de su investigación. Al final, cuando va a recibir el informe y el abogado le promete encontrar el resultado oficial de la autopsia, ya ella está convencida de que no podrá ser. Veamos sus palabras:

                               "...lo que de de veras me interesaba era saber si fue esa u otra la                                     causa de la muerte de Wolfgang, qué fue lo que en definitiva pasó                                   con él. Pero no fue posible. Lo impidió esa exasperante cadena de                                 sinrazones que usted me ha informado y que me resultaría                                               increíble de no mediar dos hechos (…) y el otro es el resultado de                                   mis observaciones después de estar aquí por dos semanas,                                               entiendo que lo realmente increíble es que no sea ese el resultado                                   de todas las cosas que se hacen en esta isla.  Aquí parece que para                                 que algo salga como debe ser se requiere un milagro, todo parece                                   milagros, y por eso, con los días, me ponía más pesimista en                                           cuanto a las posibilidades de tener éxito en mi búsqueda." p. 256.                                        

           Todo este discurrir culmina en que tanto el abogado Benítez como ella misma saben que en sus palabras anida la razón y que ella se irá y jamás sabrá el verdadero origen de la muerte de Wolfgang. Esta historia tiene dos cosas importantes. Una es la demostración de la primera decepción. La otra es que sirve para unirse a la historia del abogado Benítez, de quien ya hemos afirmado que es personaje principal de la narración general.

          Es de precisar que Benítez fue un joven inquieto, militante de la juventud comunista, luego abogado enemigo de las causas normales, con las cuales se enriquecen los de su profesión, pero luego obligado a meterse en una de ellas, a causa de su mala posición económica, como cuando es requerida su participación en el caso Wagner.

                              “En otros tiempos menos rocosos, ese habría sido el punto exacto                                  para echarse atrás y decirle que él no podía ayudarla, que ella                                          necesitaba un detective o un abogado penalista y no un abogado                                    como él, que desde que era estudiante aborrecía ese ambiente                                        sórdido de cárceles, criminales, policías y policías criminales, que                                  lo sentía mucho (…) Pero en medio de la sequía económica que                                      atravesaba, no podía pagar el lujo de rechazar un trabajo porque                                    no le gustaba, porque no era su especialidad o porque lo                                                  consideraba engorroso. (p.77)”

 

          Esta situación, aunada a los juicios que se ha venido construyendo sobre el desarrollo del proceso político venezolano, durante el chavismo, al que llega a denominar utopía populista, en primer lugar, lo conducen a una conducta adversa a la que hubiese querido tener. En segundo lugar, y muy importante, su juicio sobre acontecimientos universales en donde sus ideales de juventud han funcionado como elementos negativos. Ejemplos de ello habían sido la intervención de las tropas soviéticas en Afganistán y su retirada con sabor a derrota, la sangrienta intervención en Hungría y, fundamentalmente, la entrada de los tanques del Pacto de Varsovia, para acabar con la Primavera de Praga e imponer la política brezneviana de la soberanía limitada. Recordemos que en Checoeslovaquia estaba naciendo el hermoso proyecto del socialismo con rostro humano, de Alexander Dubcek. Un socialismo sin ladrones, sin narcotraficantes y sin represión. Tales acontecimientos minaron su campus ideológico y lo transformaron en un decepcionado. Decepcionado de gran parte de su pasado.

          Otro caso importante para comprobar nuestra tesis de la decepción, es el personaje Pedro Boada. Este, más comprometido aún que Benítez con la ideología socialista, concluye con una conducta similar. Boada es un siquiatra de la ciudad, que posee el inconveniente de no poder ejercer a plenitud la profesión, debido a que los soviéticos se negaron rotundamente a entregarle el respectivo título profesional, adquirido en una universidad de Moscú. Tal conducta era una retaliación contra un grupo de jóvenes comunistas que no quisieron firmar un documento de adhesión al gobierno de Gustav Hussak, en Checoeslovaquia, remplazante de Dubcek, el cerebro más importante de la Primavera de Praga. A esta conducta se unió Pedro Boada, a pesar de que comisarios venezolanos habían ido a ese lugar, con la misión especial de que Boada firmara ese documento, en una especie de representación de los jóvenes estudiantes venezolanos. Creemos que su constatación está muy bien dada en esta cita.

                              “En 1969, el partido comunista de Venezuela culminaba el proceso                                de división, que se inició con el Mayo Francés y la invasión de                                        Checoeslovaquia, y un comisario del partido viajó a Moscú para                                      obtener la firma de los universitarios venezolanos en respaldo a un                                documento que condenaba a los líderes revisionistas. Pero la                                          mayoría de los estudiantes, incluido Pedro, quien ya había                                              cumplido con los requisitos académicos y sólo (sic) esperaba por el                                certificado de su ya aprobada disertación doctoral, estaba con los                                  cuestionadores y se negó a hacerlo. La consecuencia fue terrible: el                                gobierno soviético, sin hacer excepciones (…) les canceló las becas                                de estudio y les ordenó abandonar la universidad y el territorio  de                                la Unión Soviética… “pp. 42-43.

 

            Nosotros pensamos que la importancia mayor que recae en este personaje es la de representar una doble decepción. Mientras Benítez se aparta de la política y eventualmente de la izquierda, como bien nos lo indica el autor, para seguir tratando de ser un abogado diferente, en Boada no sucede igual. Minado por lo que hubiese sido la Primavera de Praga, continúa en la política. Piensa en la aparición del Movimiento al Socialismo (MAS), como el partido que habrá de rescatar los sueños perdidos, pero nuevamente se decepciona. Leamos sus propias palabras.

                              “ Otros fundaron (…) el proyecto político más hermoso que haya                                    existido en esta tierra (…) Yo estaba la noche en que renació la                                        esperanza (…) Esa noche lloré de alegría, pero por fortuna, las                                        lágrimas como que se me acabaron allí mismo, porque ¡cómo                                          habría llorado después!, cuando la esperanza mutó y se                                                    transformó en una compañía anónima, José Alberto. Otros, con                                    más recursos, se fueron al exterior y de allá vinieron más                                                  exquisitos que nunca, absolutamente inservibles para cualquier                                      proyecto que tuviera pobres. Los más pendejos se refugiaron en                                      el mundillo de la cultura o se enquistaron en la Sala E de la                                              Universidad Central, y eso no fue malo porque algo creaban y no                                    causaban daño. Lo jodido fue salir de todos esos rincones sin una                                  fuerza anímica distinta al resentimiento a servirle de extras a un                                    militar golpista y a ayudarlo en la devastación del país en nombre                                  de una alucinación que de revolucionaria tiene solo el nombre."                                      pp. 209-210.

             Estas palabras fueron el colofón para elaborar nuestra hipótesis de considerar La otra isla como una metáfora de la decepción y, dentro de esta mirada, encontramos los hitos más importantes del desarrollo novelesco de La otra isla. Otra cosa, tales palabras, como esas   que citamos, tenían que esperarse de un Pedro Boada que, tal vez, no se levantará más y lo único que le quedará será el sueño de construir una izquierda que no acompañe a dictadores, que no sea producto del resentimiento ni que su principio sea salvar. Salvar a los pobres. Salvar a los pueblos. Mientras continuemos siendo salvadores estaremos expuestos a una quiebra ideológica.

            Ahora bien, además de estas conductas decepcionantes y decepcionadas, el lector puede encontrar en esta novela otros hitos temáticos importantes y, a nuestro juicio, algunas caídas, pero que no le restan importancia a la obra como creación narrativa. Comenzaremos por citar las últimas. En lo que se refiere a la forma de la expresión (para usar el léxico de Hjemslev )[1], están presentes algunas vacilaciones entre queísmo y dequeísmo, como lo son: “…después QUE la resaca aflojara” (p. 58, línea 23), “Se percató QUE la zuela de sus zapatos” (p.71, línea 11), “No podía estar segura QUE la carta…” (p. 77, línea. 7), “Antes QUE muriera su marido…” (p. 146, línea 26), frente a realizaciones tan transparentes como son las siguientes: “estaba consciente DE QUE su cuerpo exudaba humedad… p. 71, línea 11”. o también como “…estaba segura DE QUE el ardor acuoso que sentía… (p. 72, línea 29). Otro ejemplo lingüístico lo observamos en el uso del leísmo del español peninsular frente al loísmo, laísmo del español americano, cuando en una meditación del personaje Dieter Schlegel, sostiene que “La idea de trocarse por uno de aquellos pescadores LE intrigó gratamente y LE empujó a continuar la proyección de la parábola vital de esa otra posibilidad de ser él, …” (p. 9, líneas 14 y 15). Por decir, LO intrigó, Lo empujó. También en: “En Berlín, en efecto, LES tuvieron con confinados por dos días…” (p. 43, línea 30), por decir: LOS tuvieron…  Estos casos frente a realizaciones también transparentes como: “En el presente, tampoco LA ignoraron los turistas nacionales… (p. 40, línea 20)” o “…el gobierno soviético (…) LES canceló las becas y LES ordenó abandonar la universidad y el territorio de la Unión Soviética en un plazo perentorio. (p. 43, línea 7)”. En estos últimos ejemplos podemos observar el uso de LA, como complemento directo y el de LES, como complemento indirecto. Esta es la norma del español americano, no la anterior.

          Ahora bien, en cuanto a la forma del contenido (continuamos con Hjelmslev), nos encontramos con una descripción demasiado pormenorizada de lo que es una pelea de gallos y su entorno léxico. En  una reseña aparecida en internet (https: // steemit.com), firmada por NENIO, se afirma que el autor: “…utiliza la figura del mundo de la pelea de gallos, para describir la otra isla.”.  A nuestro juicio, la pelea de gallos puede considerarse como un tópico integrante de la conceptuación de la otra isla, pero acompañado de otros. Como es sabido, la pelea de gallos ha sido una actividad heredada de los españoles y de toda la nación, incluyendo tierras vecinas como Puerto Rico y Colombia. Por este hecho, nosotros consideramos que, además de las peleas de gallo, la novela posee otros elementos temáticos que se unen a ellas, para ofrecernos una visión completa de las características de esa otra isla, que el autor se empeña en mostrarnos. Nosotros, particularmente, tenemos una conceptuación muy negativa sobre este “entretenimiento”. Y con nosotros, hoy día, se suman los múltiples cuestionadores de esa actividad, al lado de las peleas de perros, del boxeo o de las tardes de toros (corridas o coleaderas), debido a la saña y a la sevicia, contra los animales, con las cuales se llevan a efecto. Conocidos son también los grupos internacionales de animalistas, junto con los grupos verdes, que cada día adquieren más vigencia en el mundo. No obstante, este es otro discurso. Según nuestra óptica, no era posible que, en una novela de 225 páginas netas de escritura, se le dedicaran 52 páginas para darnos a conocer el “entretenimiento” de las peleas de gallos. Un 23 % del contenido total de la obra, para informarnos sobre un “entretenimiento” que muchísimos lectores no queremos conocer. Pero aceptamos la posición del autor, dada la maestría demostrada en la captación del hecho y la manera con que nos la hace conocer. Pensamos que Suniaga quiere mostrarnos el asunto, como una actividad más dentro del contexto que quería dar a conocer, para que aprehendiéramos el significado de lo que era esa otra isla.

          Para justificar nuestra tesis, ofreceremos esos otros hilos  temáticos que enriquecen el valor narrativo de la obra y el valor descriptivo de las costumbres lugareñas. Citaremos de primero, la realización de las tertulias. En contados lugares del país, como La Asunción y San Sebastián de los Reyes, esta actividad se mantenía y era ejemplo de la cultura sostenida en plena contravención a la sociedad de consumo que, en este caso, se había apoderado de Margarita, con la aparición de la Zona Franca y del ulterior Puerto Libre. Detengámonos en esta cita: “Las calles de La Asunción, desde que la fundaron, fueron solitarias y esa soledad histórica se justificaba con la ausencia de casas de comercio; …” Una vez más pensamos que Suniaga evidencia maestría, al comunicarnos cómo cada uno de esos personajes, al usar la plaza como escenario para las discusiones, demostraban la defensa de lo que antes había sido la ciudad. Personajes como el maestro Presente Bermúdez, con sus lapidarios juicios sobre el estado actual de Margarita y sus causas, radicadas estas en el exterior y nunca en conductas de los margariteños. Es innegable la maestría con que el autor nos muestra las disensiones a ese discurso, pero transcurridas dentro del plano respetuoso con el cual se trataba al maestro. Benítez, por ejemplo, había pasado de la admiración infantil a la consideración de “tedio discreto y respetuoso” (p. 38). Y qué decir de otros personajes.

          En este orden de ideas, está la intervención de Reinaldo Malaver, licenciado en historia y profesor de secundaria. Contraviene las ideas del maestro, al afirmar cosas como la afirmación de que sí los habían tomado en cuenta, aunque negativamente. Pero, al final de su discurso, se acerca al maestro al afirmar que: “…los turistas nacionales y extranjeros, en tres décadas, acabaron con su identidad, con sus lugares naturales y la transformaron en una inmensa tienda libre de impuestos…”. En otras palabras, acabaron con la vida de la otra isla. Igualmente, sucedían otras intervenciones, las cuales a veces se repetían en otras tertulias. Ejemplos son las de Aquilino Noriega, el telegrafista, quien defendía su universalidad, la del odontólogo Víctor Lárez y sus recuerdos amistosos con el gringo Mike, la del comerciante Eduardo Salazar, antiguo compañero de Benítez en la juventud comunista, entregado ahora a cuestiones banales de la otra cara de los años sesenta, como la temática del rock, las bandas de la actualidad: los Beatles, Roling Stone, los Corazones Solitarios.

          Otra arista temática muy importante es el tema onírico, presente en muchas obras literarias, especialmente después de la aparición del surrealismo. Este tema tiene en La otra isla un tratamiento muy original. José Alberto Benítez tiene un sueño. Una voz le dicta un texto en inglés. Precisamente, esta característica hace que el autor juegue con ella, a través de muchas páginas de la obra. Hace también que se solidifique aún más la relación amistosa entre los personajes Benítez y Boada. Juntos se dedican a escudriñar entre sus lecturas, el posible origen del texto, partiendo de un gran inventario de obras, debido a que Benítez era un hablante fluente del inglés.[2] Tal búsqueda conjunta le permite a Boada reintervenir en su discurso antisoviético, al comparar el tratamiento que le dieron al caso similar de Pavel Njatov, un poeta que decía que los versos enviados a un concurso los había soñado. Tales versos fueron considerados subversivos, por parte de los defensores del realismo socialista, y como tales enemigos del sistema, porque el libro “…era la piedra fundacional de una conspiración literaria, (…) cuyo propósito subterráneo era destruir a la sociedad soviética…” (p. 96) El tratamiento policial que le dieron al caso, sumado a los acontecimientos que hemos mencionado supram, arrancan de Boada una conclusión fulminante:

 

                                   “ Yo fui comunista hasta 1968 pero soy de izquierda de nacimiento y continuaré siendo ñángara el                                         resto de mis días porque eso no tiene cura. Y los mortales que  padecemos esa enfermedad incurable                                     tenemos el deber de buscarle vías de expresión distintas a las del comunismo, que está                                                               definitivamente cancelada.” (p.  208)

 

            Dado el hecho de que Boada no consigue culminar la investigación del caso Njatov, la abandona hasta el conocimiento al cual arribó e indica a Benítez una muestra más amplia. Las conclusiones desde el punto de vista siquiátrico también son abandonadas por ambos, por considerarlas inexplicables racionalmente. Es singular el hecho de que la mediana resolución del problema onírico es encontrada en la literatura. En la lectura de El llano en llamas, de Juan Rulfo.

          Finalmente, nosotros pensamos que el tercer hito narrativo, lo demuestra el autor, en la explicación, ofrecida en diversos instantes de la historia narrativa de La otra isla, lo constituye el ofrecimiento de la relación del título con la obra. En diversos momentos, observamos una descripción diferente de la Margarita del Puerto libre, con la Margarita en donde el tiempo transcurría de una manera muy particular y muy diferente a otros entornos. Hay una visión halagada de lo que fue Margarita. Pero no solamente a través de mostrarnos las peleas de gallo. El autor nos va mostrando, paso a paso, esa otra isla. Una isla en donde la cultura no se deja vencer. Una isla en donde el tiempo transcurre de una manera muy particular. En donde, al decir del autor, las horas no son horas sino comohoras: son como las diez, como las ocho. En donde todas las tristezas se escondían en una tierna y bella sonrisa. Era Margarita una isla en donde la solidaridad humana era un valor agregado, hoy casi destruido por la sociedad de consumo y en donde se compartía el sol, la brisa y el mar.

          Y qué no decir de su extraordinario final abierto. Abierto como en los mejores discursos cinematográficos. Final que permite al lector dialogar con el autor y proponerle una continuación del desarrollo de la historia narrativa.

          En realidad, en realidad, La otra isla es una novela que debe ser leída. Y, en especial, para los lectores venezolanos, La otra isla tiene que ser leída. La perífrasis verbal de obligatoriedad no permite un camino distinto.   

 

 

                                          Verano del 2020, en la ciudad santa y eterna.

 

 

 

NOTAS:

[1] Louis Hjelmslev (1971) Prolegómenos a una teoría del lenguaje. Madrid: Gredos. Col. Biblioteca Románica Hispánica, No. 155.

[2] La traducción de tal texto será muy importante al final, dado su origen. Esa traducción es como sigue:

Yo diría que es el lugar donde se anida la tristeza. Donde las sonrisas son desconocidas ya que la gente tenía caras de madera. Y si a usted le gusta, usted puede ver esa tristeza en cualquier momento en que lo desee. El viento que sopla allí la mueve, pero nunca se la lleva. Es como si hubiera nacido allí. Y usted puede casi probarla y sentirla, porque la tristeza está siempre encima de usted, en contra de usted y, porque ella es tan pesada como un gran yeso que pesa sobre la carne viva de su corazón.

 

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Comentario

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PRESIDENTE HONORARIO
Comentario de Aimee Granado el agosto 21, 2020 a las 1:58am

Gracias amigo Luis.

Fue maravilloso acercarnos a la historia y a sus protagonistas. Una invitación a recrearnos con una obra maravillosa donde la decepción y la tristeza juegan un papel primordial que pesa sobre la vida y deja sus huellas para siempre.

Gracias por esta fuente de inspiración que nos conduce a la búsqueda incesante de lo desconocido.

Un abrazo cordial y afectuoso.


ADMINISTRADOR
Comentario de Delia Pilar el agosto 20, 2020 a las 10:08pm

¡Excelente publicación, Luis!

Muy bien escrito. A pesar de que yo no he leído la obra me aproxima a ella y ha despertado mi interés por conseguirla y leerla. Hay referencias a los personajes que son magistrales como a costumbres de los habitantes de la isla. 

¡Felicitaciones y gracias por hacernos partícipes de la mencionada obra!

Saludos cordiales.

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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