LAS CASAS VACÍAS
La primera nota sobre un nuevo órgano llega hasta el periódico local.
Y en ella leo que esta parte del cuerpo, la existencia de una parte de nosotros, ha pasado desapercibida.
Ni siquiera el ojo diminuto de un microscopio había podido decirnos que estaba allí, debajo de la piel, recubriendo a otros órganos.
Melinna Esmeralda Guerrero Romo.
Mexicana, Aguascalientes, 1993.
En Intersticios claros.
Qué soledad inmensa detrás de esas puertas,
una casa vacía es la tristeza completa.
Hay veces en que miro,
sin quererlas ver a detalle,
porque me deprimen:
pero sus ruinas se asoman
y ganan la vista a mis ojos
y queriendo y no las veo y me deprimo.
La calle de Lerdo de Tejada, en Toluca,
en pleno centro,
es una antología de casas desvencijadas,
vencidas, abandonada,
en ruinas.
Una de ellas es la casa de los Araujo,
justo frente al Teatro Morelos,
frente exactamente donde termina
Pedro Ascencio;
ahí nació mi Padre.
Ahí vivieron, desde que se casaron,
mis abuelos:
Dolores Iniesta y Rafael Araujo Espinoza.
Ahora solo es una portada de casa,
pintada de rosa,
con sus dos balcones y el zaguán.
Está también lo que era el local,
donde mi padre,
Adolfo Araujo Iniesta,
Adolfo Máximo Isaías,
puso durante poco más de una década
la Tintorería Araujo.
Ah qué tristeza verla, y saber que
allí viví de niño.
De ahí salía yo a visitar
al Poeta,
al maestro Heriberto Enríquez,
en la calle de Aquiles Serdán.
Una casa es otra piel,
es como el nuevo órgano del que ahora
hablan los científicos,
un hueco entre dos órganos humanos,
le llaman "intersticio",
es más bien una hendidura,
pero ahora sin ser, es,
ya tiene nombre y resulta importante
porque tiene función letal
y, aunque es un hueco,
se sabe ahora que es fundamental
como una casa, como la habitación
que llega a ser parte de nosotros.
Regreso a las casas viejas de Toluca,
a mi casa de Lerdo,
que ahora es solo un terreno,
entre Lerdo y Santos Degollado.
Es pues ahora un intersticio
de la ciudad.
Las casas viejas,
o mejor los terrenos
que fueron casas
abundan en esa zona cercana
muy cercana
a la Plaza de los Mártires
de una vieja Toluca
que fue de paso
y ahora ha crecido.
Una Toluca que no supo,
o no quiso,
conservar sus caseronas
antiguas y ahora esa calle
es una ruina,
un auténtico,
Museo de Ruinas.
Un ámbito de tristeza
y abandono.
Un sitio para renovar
nuestra depresión.

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Comentario

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DIRECTORA ADMINIST.
Comentario de Maria Mamihega el abril 22, 2022 a las 9:45pm

MUY PERO MUY BUENO


PLUMA ÁUREA
Comentario de Benjamín Adolfo Araujo Mondragón el abril 22, 2022 a las 9:11pm

¡Gracias por compartir ese sentido de tristeza y desolación, querida Delia Pilar, y gracias asimismo por el destacado tan grato y distante, y contrastante, del sentimiento que originó el texto; muy feliz fin de semana familiar! 

Delacroix.


ADMINISTRADOR
Comentario de Delia Pilar el abril 22, 2022 a las 7:46pm

Muy triste resto de un antiguo esplendor.

Me causa también ese sentimiento el caminar por zonas céntricas de mi provincia y ver sucesiones de negocios  a oscuras, con las  persianas bajas y las veredas con escombros, mostrando el triste aspecto actual de lo que eran florecientes comercios. Trágico resultado de la pandemia que azotó el mundo entero. 

A pesar de la desolación que muestra tu  texto nos has compartido un bello poema, el sentimiento está muy bien expresado, Benja. 

¡Felicitaciones!

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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