A veces soy el otro, un poco menos yo,
el que crece en los huesos del vecino – dijo Jorge.
A veces, cuando ya me borro ante el ocaso
y caen los meteoritos al vacío,
sin luz que los retraten,
soy este indigente, con refri, con t.v.,
con una lápida sin nombre
esperándome en silencio.
Soy el último verso del poema,
el que sale al reverso de la memoria
y cumple el rito de inmolarse,
el que viaja hacinado en un bote
para ser el inmigrante, el desterrado,
el dueño del exilio en busca de un lugar
para volver a ser,
aunque se hunda o quede como un niño
en la playa del mundo o de la imagen.
A veces viajo en el soldado,
en la niña desnuda huyendo de la bomba,
en las trizas que se esparcen en media maratón,
en este haiku
que perdió su paisaje
por un abrazo.
Soy la vendedora de flores,
este muchacho torpe que canta en el bus,
la huella que alguien dejó en la playa
antes de que yo llegara
a ver desovar una tortuga,
y a veces se me llena el poema
de otredades, orfandades,
castillos de arena derruidos en la nada.
referencia del segundo verso. Jorge Debravo
De un nuevo libro inédito
Derechos de autor protegidos por ley
Comentario
Gracias, por tu calificativo y tu mensaje, abrazos
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