Vivo en un país de Sudamérica que tiene una rica historia de disímiles pobrezas. Es preciso acordar con mis lectores que al hablar de pobreza refiero a la carencia o escasez de bienes valiosos y muy necesarios.
Llamaré "incultos" a los pobres en valores humanos y espirituales, como lo son la humildad y el afán de propender al trato igualitario, sin discriminación, e "indigentes", por contraposición, a quienes exhiben carencia o escasez en lo relativo a bienes materiales.
La lectura de los libros de historia, sumado esto a mi propia experiencia con seis décadas de vida, me inducen a concluir en la siguiente aseveración: la incultura de la clase dirigente, salvo pocas y honrosas excepciones, fomentó el aumento drástico de la indigencia, lo que equivale a más desigualdad. Está más que claro que la escolaridad no provee de los recursos suficientes para vencer en la dura batalla que la Vida propone desde cada despertar.
Entre "incultos" e "indigentes", en la franja promedio, tal vez más cerca de estos que de aquellos, estimo hallarme yo, aunque, ni tan pobre ni tan culto. Creo firmemente que en la franja de los pobres de bienes materiales podrán hallarse buenos dirigentes. Poco tendrán para dar los que nunca aprendieron otra cosa que no fuese acumular dinero y erigir muros.
P.S.: texto escrito por Hugo Mario Bertoldi Illesca, Argentina, algún día del año 2019
Comentario
¡Qué pobreza tan íntima es esa, Margarida María, Amiga mía! Me ha sucedido en todas las elecciones a las que asisté como votante en mi país. No hallar opciones que llenen de motivos y deseos de necesaria superación es lamentable.
Creo que debemos crecer como seres humanos para luego exigir lo que somos capaces de entregar. Abrazo íntimo.
Estoy de acuerdo. Tendremos elecciones municipales este domingo. No tenemos ningún candidato con condición alguna para ayudar a la población de hecho.
Delia Pilar, Amiga mía y eficiente administradora de este prestigioso sitio literario, la OME, donde cohabitamos en Libertad, agradezco tu presencia tan deseada y las palabras atinadas y preciosas que me dedicas, además del bonito destacado que tiene la simpleza que te nutre y viste, amada mendocina. Abrazonrisas y buenas ondas. desde mi sitio en la llanura santafesina desde donde añoro recorrer tu provincia, la cual conocí en el mes de julio de 2o16, cuando estuve por algunas horas y pernocté en un hostel de la pujante San Rafael. Me gustaría conocer el famoso laberinto dedicado a Jorge Luis Borges, que creo se halla muy cerca de esa localidad.
Valioso texto, Hugo. Indudablemente que el dedicarse a "amarrocar" no se acompaña de valores éticos como la compasión, la humildad y el trato igualitario al prójimo. Al contrario, parece ser que este afán de acumular lo material se acompaña de la ceguera selectiva para detectar las necesidades de las clases empobrecidas en lo material. Felicito tu inspiración y sinceridad.
Un abrazo.
A María Mamihega y Aimée, además de elogiar sus notables despliegues en relación a la administración de la OME, quiero agradecer por haber destacado esta publicación que ya ha cosechado variados y valiosos comentarios, hecho que me motiva a continuar expresando en letras lo que muchos sentimos y necesitamos que sea difundido. Abrazo apretado a cada una y mi admiración harto merecida para ambas por tan extraordinaria tarea. ¡Dan orgullo!
María Mamihega, Aimée, Críspulo Rufino, Benjamín Adolfo, querido Amigos, ¡qué reconfortante es hallar vuestros comentarios analíticos y atinados en mi humilde aporte literario a esta OME! El tema que abordo no es menos y me complace comprobar que lo han tomado con notoria preocupación. Agradezco presencias tan deseadas y el precioso gesto de dejar vuestras opiniones que atesoro de modo especial. Abrazo sureño y buenas ondas a todos.
¡Primeras pinceladas, amigo Hugo Mario, para pintar un ensayo sobre la Argentina y el Mundo actual!
Tienes tanta razón amigo mío, se carece de tanto en este mundo y cada vez son más los indigentes tocados por la desigualdad horripilante que lacera, desgasta y condena a la más desesperante miseria. También la escasez de valores espirituales que conduce a la degradación que denigra al ser humano, lo desintegra y lo consume en su vacío existencial.
Gracias por este compartir que invita a la reflexión.
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