Bebí de tus labios el fresco aliento destilado de tu cuerpo.
Sentí tus manos lentamente recorrer mi ser ansiosas de fundirse en la hoguera de mi amor.
El fuego de tu mirada incendió el abismo de mis ojos y
al amarnos hicimos que naciera una tormenta, donde a
cántaros llovían besos y caricias exquisitas que se derramaban
por el contorno sublime de nuestra desnudez.
Y nos llegó la calma como un viento fresco.
Y dormiste entre mis brazos contemplando en silencio el limpio cielo.
Cuidé de ti y de tu lindo sueño, miré tu rostro y admiré tu cuerpo.
Y perdido en tus encantos me fuí sin hacer ruido como se va el viento,
acariciando tu cara y aletargando el tiempo, para que descansaras tranquila, para tu despertar contento;
Para volver a amarte en cualquier momento.
Carlos Eduardo Lamas Cardoso.
México.
Derechos reservados.
Comentario
Santos,
Muy amable al pasar a visitar y dejar tu comentario.
Saludos y bendiciones.
Andrea ,
Gracias por pasar a leer y dejar tan bello detalle.
Saludos y bendiciones.
Beatriz,
Gracias por tu lectura y tu bello comentario.
Hay razón en lo que dices...
Saludos y bendiciones.
Felicidad,
Gracias por tu visita y tu bello detalle de Flores.
Saludos y bendiciones.
María Gloria,
Muchas gracias por su visita y comentario.
Saludos y bendiciones!
María Elena,
Agradezco tu visita y desde luego tu amable y generoso comentario. Gracias.
Saludos y bendiciones!
Trina,
Agradezco tu visita y tu bello detalle.
Saludos y bendiciones!
Mario,
Gracias por tu visita.
Saludos y bendiciones.
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
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