EL PERRITO DE JOEL
Autor: Eliseo León Pretell
*Poeta escritor peruano
“Ciudad Satelital”
Houston Texas, EE.UU.

CUENTO

Joel, el niño del cuento
Siete años, no más tenía.
Con alma a Dios le pedía,
¡¡Un perrito!! En tierno acento.

Joel tuvo la suerte, o mejor dicho el privilegio, de nacer en un hermoso y verde valle de la rica costa peruana, a la que llamamos con mucha propiedad “cabecera de costa” alejado del murmullo de la moderna sociedad y sus sorprendentes adelantos. Cerca más bien de un límpido río de agua cristalina perennal, helechos y sauces llorones a uno y otro lado de la rivera.
Era el cuarto y último hijo de: Rosa Elvira Rodríguez y José Manuel Salvatierra. Ella, destacada ejecutiva de la Municipalidad del pueblo y él, director de la Escuela: San Francisco de Asís, dos excelentes profesionales del progresista pueblo: “El milagro”
Por aquellos tiempos, el profesor de escuela, sin tener títulos universitarios como ahora, solamente con primaria o secundaria incompleta, tenía un nivel social muy importante en los pueblos y era muy respetado y querido, ya que fungía de conciliador espiritual, de abogado, de juez, de partero y hasta de médico.
Joel, como el “shulca” de la familia (el último, el benjamín, el menor) era el más engreído y cuidado de casa.
Una mañana cuando caminaba muy presuroso a la escuela, vio en la puerta de una casa un letrero que decía: ¡¡Se vende perritos bebé, raza “poodle” con padres a la vista!! Él pensó en un milagro de Dios, como respuesta a sus oraciones. Desde ese momento, solamente pensaba en ¿Cómo serán? ¿De qué color serán? ¿Tendrán un machito? Ay, ¿Cuánto costarán?
Al salir de la escuela, su padre le pidió lo esperara para regresar juntos; pero Joel, pretextó diciendo: Tengo una tarea muy importante papá, voy avanzando.
Iba por el camino rogando que no se acaben y si queda alguno, sea un machito como él quería.
Llegó a la casa de los perritos y ahí seguía el letrero, como un desafío a su vida de problemas y poco dinero.
Sin pensar más, toco la puerta decidido frotándose sus manitas inocentes, curioso para ver a los perritos, donde podría estar el de sus sueños.
Abrió un señor muy atento y educado diciendo:
-Hola niñito, ¿Qué deseas?
-Buenas tardes señor, vengo a ver los perritos que usted vende y preguntar ¿Cuánto cuestan?
-Pero ya es un poco tarde y deben estar durmiendo, acaban de lactar
- Qué pena señor, yo quería verlos.
El buen hombre al ver la nobleza del niño le dijo:
-A ver, espérate, si tenemos suerte saldrán, si no, ya vienes mañana, todavía quedan cuatro de ocho que nacieron.
¡¡Princesa!!¡¡Princesa!! Gritó el señor con energía
En menos de un minuto, avanzaba hacia ellos por el jardín del fondo, una hermosa madre de raza “poodle” color caramelo, seguida de cuatro cachorritos juguetones y cariñosos del mismo color.
- Como mirando de lejos, se quedó sentado a medio camino el impresionante padre, también caramelo.
-El niño se quedó anonadado de tanta ternura y belleza, que no atinaba a nada.
- Joel nervioso estiró sus manos para acariciar a uno de ellos, el señor le hizo un ademan diciéndole, es mejor no tocarlos.
-El niño entendió el mensaje, obediente y en silencio.
Sin que Joel preguntara, como queriendo terminar la cita, el señor concluyo:
-Bien, ya los viste, cada uno s/. 100.00soles. Luego, azotó sus manos indicándole a “princesa” a que se retire.
Joel solamente dijo: Mañana regresaré señor, muchísimas gracias.
Cuando Joel llegó a su casa, su padre ya estaba allí con toda la familia preocupados por él. Joel abrazó a su madre y pidió disculpas por la tardanza.
Los padres no convencidos, llamaron a Joel a la pequeña biblioteca y antes que pregunten, Joel se adelantó con una alegría, queriendo ser tristeza, contándoles a sus padres lo del aviso, los perritos y el precio inalcanzable de s/. 100.00 Soles cada uno.
Los padres se miraron con complicidad y pena, tratando de ocultar su impotencia, ante el precio y las deudas pendientes que Joel desconocía por muchas razones, y por su edad de siete años.
-La buena madre, quiso encontrar el camino más corto y convincente para responder a Joel con mucho cariño, la imposibilidad de un nuevo gasto; pero no hizo falta. Joel sin decir nada, se retiró conteniendo sus lágrimas de dolor que ya se le escapaban.
-El padre lo siguió y lo abrazó con toda la ternura que su alma pudo expresar, diciéndole: Mañana iré para hablar con ese vecino, tal vez pueda convencerlo para que le paguemos en partes el precio del perrito.
- Joel se paró con la madurez de un hombre grande diciendo: No se preocupen papá, Tú siempre nos has dicho: “Lo que Dios eligió para ti, siempre será para ti” Si no, hay que esperar otra oportunidad, Él sabe cuándo.
-El padre se retiro orgulloso de su “shulca” y lloraron con su esposa de pena y de alegría. Todavía debían mucho.
-Al otro día, Joel se levantó temprano, desayunó callado y se fue a su escuela. Cuando estaba por llegar a la casa de los perritos, se le ocurrió realizar la idea de su padre, de proponerle al señor, pagarle en partes, ahorrando toda su propina diaria, sin molestar a sus padres.
- Tocó la puerta y salió el señor, Joel lo saludó con mucha educación y de inmediato le planteo su propuesta.
-El señor lo escucho y sin hablar, sólo con su mirada le respondió. Qué pena, pero se puede.
Cuando ya el niño se iba a retirar, el señor lo contuvo diciendo: Mira hijo, quiero ayudarte y te ofrezco por la mitad del precio y así como me ofreces pagar, un perrito que ha nacido un poco enfermito de una pata y ayer no lo pudiste ver, porque todavía no puede caminar al lado de sus hermanos.
-¡¡Ya es mío señor!! Respondió emocionado Joel, pero le pagaré los mismos s/. 100.00 soles que cuestan sus hermanos con mi propina de todos los días.
-No hijo, el no puede costar igual, es un perrito minusválido y me siento mal, vendiéndolo tan caro como sus hermanos que están completamente sanos.
-¡¡No señor!! El vale igual que cualquiera de sus hermanos y no acepto que usted me lo venda por menos. Además, él se llevará muy bien conmigo.
-¿Por qué me dices eso? Preguntó inquisitivo el dueño de los perros.
-Joel, levantando la manga de su pantalón, le mostró al señor su prótesis de metal y le dijo con valor:

-“YO TAMBIÉN SOY MINUSVÁLIDO Y VALGO IGUAL QUE MIS HERMANOS” Así me demuestran mis padres todos los días.
-El señor completamente conmovido puso al perrito en una canasta y lo llevó personalmente a la casa de Joel.

Perdonen, sigo aprendiendo.

®Es el canto del zorzal
©Derechos reservados
Tus alas son del tamaño de tu corazón
Canción Estrellada - Chamán navajo

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Comentario

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PLUMA DIAMANTINA
Comentario de kin Mejia Ospina el diciembre 20, 2019 a las 12:22pm

Hermoso cuento,más hermoso el mensaje que trae, un abrazo poeta, y gracias por regalarnos tanta belleza.


PLUMA ÁUREA
Comentario de Maria Beatriz Vicentelo Cayo el diciembre 20, 2019 a las 11:15am

"Joel se paró con la madurez de un hombre grande diciendo: No se preocupen papá, Tú siempre nos has dicho: “Lo que Dios eligió para ti, siempre será para ti” Si no, hay que esperar otra oportunidad, Él sabe cuándo."

-.-

"-No hijo, el no puede costar igual, es un perrito minusválido y me siento mal, vendiéndolo tan caro como sus hermanos que están completamente sanos.
-¡¡No señor!! El vale igual que cualquiera de sus hermanos y no acepto que usted me lo venda por menos. Además, él se llevará muy bien conmigo."

-.-

"-“YO TAMBIÉN SOY MINUSVÁLIDO Y VALGO IGUAL QUE MIS HERMANOS” Así me demuestran mis padres todos los días."

-.-

¡Oh Eliseo, qué bellos mensajes!  Es extraordinario este cuento!!

Felicitaciones,  con grandes aplausos!

Nosotros también seguimos APRENDIENDO!

Miles, millones,  trillones de graciasssssss

¡Feliz Navidad grandioso escritor!

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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