EL ESCRITOR Y SU COMPROMISO SOCIO-POLÍTICO

[Delia Pilar]

La obra del escritor se desarrolla, sin ninguna duda, a largo plazo.

Pero… ¿No tiene el escritor que sacrificar, a veces, esta característica para atender la urgencia del momento? Ésta puede estar representada, en ocasiones, por lo social o político-circunstancial; situación que necesita de un escritor comprometido, consciente de que el arte no debe ser una isla de pureza, una perla incontaminada ni tampoco el valor decorativo de un “intocable” pues con este tipo de arte se ignora al pueblo, se lo subestima y el escritor se mantiene alejado de las verdaderas necesidades de su pueblo. No olvidemos a aquellos escritores que dejaron un legado de obras muy bellas que, incluso, fueron escritas y compartidas en las trincheras donde arriesgaron su vida (prueba esta de que el compromiso no está reñido con lo estético). Sin llegar a ese extremo, debe aprender a sumergirse en el barro cuando ello sea necesario.  Este compromiso existencial incluye el abordaje de temas que estén dentro de los intereses populares con una forma y lenguaje literario accesible, sin llegar a la chabacanería pues de esa forma caeremos en lo demagógico ni hacer apología partidaria que convierta el quehacer literario en politiquería. De nada sirve al escritor mantenerse dentro de un preciosismo que solo entienden los intelectuales, de persistir en ese elitismo será el pueblo el que le dé la espalda.

Entre pueblo y escritor debe existir una comunicación dinámica, una retroalimentación en que se enaltezcan las dos partes del binomio. Es indispensable que el escritor aprenda del pueblo y sepa transmitir conocimientos para que este se pueda nutrir y enriquecer de lo literario. Si el pueblo es capaz de arriesgar su vida… ¿no puede el escritor poner el arte al servicio de aquel para que el mundo sea un lugar más digno de ser vivido?

 

Delia Checa - D. A. R.

Mendoza, Argentina