Yo soy tu doble- dijo mientras se rasuraba.
Estoy aquí para suplirte
cuando no quieras ser.
Soy tu doble,
doblemente sombra y negación – lo dijo
mientras alisaba la enagua sobre sus muslos;
(el espejo es un signo inseguro
en estas imágenes).
Salgo a caminar sobre los charcos,
soy la suela de los zapatos,
soy el revés de tu camisa
y viajo adherido a tu piel.
Soy el doble de tu abuela
en el espejo del ropero renegrido
como su vestido largo.
Soy el contribuyente. Pago tus impuestos.
hago lo que no quieres hacer,
pago la cerveza barata de un bar por Plaza Víquez.
Cuando lees Rayuela
yo brinco para alcanzar el cielo del pedrusco.
Yo soy la cuadrícula vacía
del último crucigrama, el pie quebrado
de un ovillejo que nunca has de escribir.
Yo elevo las manos con el Padre Nuestro,
asisto al duelo de un amigo
que se impregnó de invierno mirando al mar.
Yo soy tu doble: saco el puñal en las noches,
paso sin preocuparme del semáforo en rojo,
dicto las palabras que haz de decirle a ella
o a su espejo que se prueba su vestido.
de un nuevo libro inédito
Derechos de autor protegidos por ley
Comentario
Gracias, Benjamín, por tu lectura y comentario, abrazos
Gracias, Críspulo, por tu mensaje, abrazos
Gracias, Carmen Amaralis, por dejar tu opinión , abrazos
Gracias, Silvana, esa es la idea de este, tal vez críptico poema, abrazos
Ronald, excelso poema, repleto de imágenes geniales, querido amigo, te felicito:
asisto al duelo de un amigo
que se impregnó de invierno mirando al mar.
Amaralis
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