Noveno capítulo
-Estoy aquí Paul, soy su médico ¿Me escucha?... acabo de llegar como me lo pidió, sepa disculpar el no haber llegado antes, de noche no veo muy bien, tuve que venir en taxi, por ello me demoré un poco, no importa creo, lo importante es que ya estoy aquí con usted, quisiera que hablemos...que me explique cómo se siente... ¿Me escucha?
Se escucharon unos gritos provenientes del fondo del galpón. Había poca iluminación y aquel lugar era inmenso; imposible apreciar de dónde exactamente provenían las voces.
-Sí, lo escucho, no trate de convencerme, ésta vez no lo logrará, ya no soy el mismo ¿Me entiende? póngase contento, Daniel desapareció...se esfumó, ¡LO ANIQUILÉֹ! Asunto terminado, ja, ja, ja,
Las risotadas golpearon los oídos del médico y de los presentes.
Mentalmente el psiquiatra analizó lo escuchado y dedujo que la mente de Paul estaba confundida. ¿Qué es eso de que Daniel estaba eliminado? ¿Quién lo eliminó? ¿Paul? No cabía esta posibilidad.
En la mente de su paciente, por lo escuchado, habían ocurrido cambios, producidos por impulsos nerviosos de alta potencia, que, posiblemente, ocasionaron contactos no racionales entre diferentes centros sensitivos, produciendo nuevas y diferentes relaciones de conducta y de comportamiento.
Aquello era lo que el siempre temía, y por consiguiente debía evitar.
Rápidamente reaccionó, y no obstante sospechaba un desenlace trágico, sopesó una solución que aunque casi imposible, necesitaba probarla, y lo trató.
-¿Dónde está Paul? ¿Cuándo lo vio por última vez?- Las preguntas del médico quedaron en el aire, en los instantes siguientes. La contestación a ellas, aclararían perfectamente la situación; Entonces se dejó oir la respuesta ansiada respuesta
-No quiero ni hablar de él, es un miedoso, un frustrado, un perdedor, en una palabra ¡Un don nadie!
Con palabras pensadas y calculadas, el psiquiatra continuó su plan:
-De acuerdo, hablemos de usted, trate de explicarme qué es lo que pretende, lo escucho...
-¡No quiero nada! Sólo terminar con esta farsa, con todo este embrollo en el que usted me ha metido con la ayuda "desinteresada" de ésta jovenzuela, para la cual tengo un hermoso y merecido final inesperado, que dará que hablar por un largo tiempo, ¡especialmente en la Facultad!
-Si está de acuerdo, me gustaría acercarme pues no lo escucho bien, ¿Se opone?
-No, pero sólo usted, y especifíquelo a los muchachos uniformados, ¡Ni se les ocurra entrar! acérquese, adelante...
Con un poco de incertidumbre, salpicado con un cierto grado de miedo, el psiquiatra empezó a caminar, pero el oficial lo aferró fuertemente del brazo impidiéndole seguir; intercambiaron unas palabras y el policía permitió al arriesgado médico seguir con su propósito.
-Está bien, voy para adentro, en unos instantes llegaré, ¡Por favor no haga nada! Quiero conversar con usted, por favor....
-Adelante doctorcillo, apresúrese, no tenemos mucho tiempo disponible.
A paso rápido penetró en el galpón. A medida que avanzaba, la luminosidad descendía; alcanzó a vislumbrar unos inmensos cajones, entre ellos una escalera muy alta. Se quedó con la boca abierta al percatarse de que la estudiante estaba amarrada en la parte superior de la misma. Tenía tapada la boca con una especie de trapo; ya estaba a escasos metros de los cajones, pero todavía no podía distinguir nada del lado derecho, de donde provenía la voz de su paciente.
-Aquí estoy, ¿Dónde está usted?. No lo veo...
-Acérquese, no tema amigazo, no obstante se merece un castigo por lo que me ha hecho, no le ocurrirá nada, acérquese más... -Las palabras insinuantes de Paul confundieron al facultativo.
Al llegar a los pies de la escalera, el médico lo vio, pero no lo reconoció. Estaba sentado sobre uno de los cajones. Era otra persona, increíble, no daba fe a sus ojos, casi dudo que fuera Paul. No le fue posible acercarse más, unos listones se lo impedían, trató de encontrar la posibilidad de rescatar a la joven.
-¿Qué le parece si para que hablemos tranquilos, sin molestias, los dos solos, permita salir a la señorita, y luego me expondrá sus puntos, le parece?
-¡NO, de ninguna manera! ¿Ve?... Aquí tengo una pistola, hoy la conseguí, la pienso usar en unos momentos, quiero que usted con su alumna estén presentes para que en el resto de sus vidas no olviden lo que han causado.
Casi no terminó de pronunciar las ultimas palabras, acercó el arma a su cabeza... un ruido ensordecedor durante instantes repiqueteó por todo el galpón.
Se desmoronó... el cuerpo cayó entre la pila de cajones. Al instante los policías estaban a su alrededor, algunos con las armas desenfundadas, otros con potentes linternas, pero ya era muy tarde.
Dos policías bajaron a la joven; estaba desvanecida, es de suponer a causa del miedo y la escena trágica que le había tocado presenciar. La colocaron en una camilla y una ambulancia la alejó del lugar.
También se llevaron el cuerpo, sin vida de...no se sabe. El médico no alcanzó a preguntarle su nombre.
Al solicitar que lo lleven a su domicilio, el oficial agradeció su ayuda en el caso, y le pidió al inquieto y alterado psiquiatra, que en la mañana del día siguiente, en lo posible antes del mediodía, pase por la Estación de Policía, para llenar una serie de papelería necesaria.
Entró en su casa.
Años de estudio, cientos de pacientes tratados, sin embargo su cerebro no encontraba respuestas.
El desenlace resultó, no obstante previsto, muy rápido, corto y conciso.
Una vez más la mente humana le jugó sucio; una vez más comprendió convenciéndose de que los factores que influyen en nuestra forma de actuar, se sitúan por encima de todo lo que podemos imaginarnos.
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*Imagen de la Web c/texto anexado
*Registrado/Safecreative N°1101268342730
Comentario
¡Terrible, pero esperado final javer Beto; mucha emoción en tu relato!
CRÍSPULO, contento al recibir tu visita, agradezco tu comentario y salutación. amigazo.
Debe ser tremendo tener dos personalidades, sobre todo no saber qué hace una de la otra. Puede hasta ocurrir una tremenda e irreparable desgracia y la misma persona que sufre de esta alteración, ni sabrá el por qué se dio!
Felicitaciones mi buen amigo Beto Brom, te venía leyendo y no quise interrumpirte con mi comentario, esperaba el final!
¡Interesantísimo amigo!
Felicitaciones!
Miles de gracias, un abrazo inmenso y espero que hayas pasado una hermosa Navidad!
Cariños
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
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