En la tibia penumbra de la tarde
El bronce tornasol se manifiesta,
Entre ramas marchitas se refleja
El púrpura de casio de sus pétalos,
Y un destello cromático engalana
La densa superficie azul celeste.
El bronceado ramaje se entrelaza
Al mágico estertor de última hora
cuando el sol se rinde ante el ocaso
las sombras van cubriendo lentamente
en la espesura virgen de la selva,
el Picaflor irrumpe en el parnaso.
La tierra gira y gira indetenible
en su elíptico ciclo día y noche
las estrellas horadan la distancia
las luciérnagas, iluminan la noche
el Picaflor se para en su atalaya
desafiando el crepúsculo en la niebla
Su pico rasga el espacio sideral
Abre su pecho de púrpura encendida
su cuerpo negriazul iridiscente
… es emblemático.
© Cástor A. Olivier O.
El hijo del Cisne.
Patrimonio Cultural de Venezuela.
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