DÍA DE LAS MADRES, PARTE (II)

[Càstor A. Olivier O.]

DIA DE LAS MADRES, PARTE (II)

A: Mi Madre Paula Elvira y a todas las madres del Mundo.

Me supongo que estoy en tu presencia, nunca te buscaré en otro lugar
si no estuvieras aquí en tu residencia te ubicaría un punto en mi existencia
en coordenadas del mundo sideral.

Fue en noviembre del año ochenta y seis que abandonaste tu cuerpo entre nosotros
desplegando tus alas de mariposa blanca, alzaste vuelo sobre tu ingenua infancia
y jamás he vuelto a ver tu rostro.

Aquí guardamos tu fría humanidad y nos llevamos tu efigie en la consciencia
tu esencia avanza hacia la eternidad, tu hábitat, no sé donde será
pero aquí brilla tu cándida presencia.

Desolado confín, pálido espectro, envejecida Necrópolis sin dueño
las gramas secas quebrantan el silencio, epílogo que inspira sentimiento
do’ yacen soterrados grandes sueños.

Te tocó reñir la lluvia y el sereno de grandes árboles, maizales verde tierno
era mi paraíso, para ti un infierno, trágico hogar que destruyó tus sueños
tu juventud, tu vida y tus desvelos.

Ya el sol declina su fulgor bravío y se entrega vencido hacia el ocaso
yo iré tras él, cual gota de rocío, avanzaré cual brisa del camino
hacia su encuentro, tú guiarás mis pasos.

Mayo, dos mil trece, hoy quiero recordarte la fecha en que nací
un veintiocho de marzo en primavera, año cuarenta y seis, por vez primera
miré tu rostro, Madre… y te conocí.

Pido tu anuencia, me alejo de tu hogar, el mundo sigue su marcha a la deriva
pareciera que todo sigue igual y no es así, tú sabes que es mentira
aquí, solo queda tu nombre, Paula Elvira, en mí tienes tu espacio y tu lugar.

© Cástor A. Olivier O.
El hijo del Cisne.
Venezuela.