CAMPANAS
Campanas
Tiene en su timbre seco sutiles ironías,
su voz parece que habla de goces, de alegrías,
de placeres, de citas, de fiestas y de bailes,
de las preocupaciones que llenan nuestros días:
es una voz del siglo entre un coro de frailes,
y con sus notas se ríe,
escéptica y burladora,
de la campana que ruega,
de la campana que implora
y de cuanto aquel coro conmemora,
y es porque con su retintín
ella midió el dolor humano
y marcó del dolor el fin;
por eso se ríe del grave esquilón
que suena allá arriba con fúnebre son,
por eso interrumpe los tristes conciertos
con que el bronce santo llora por los muertos...
¡No la oigáis, oh bronces! No la oigáis, campanas,
que con la voz grave de ese clamoreo,
rogáis por los seres que duermen ahora
lejos de la vida, libres del deseo,
lejos de las rudas batallas humanas!
¡Seguid en el aire vuestro bamboleo,
no la oigáis, campanas!
JOSÉ ASUNCIÓN SILVA, colombiano, 1865-1896.
La triste ironía
de un sonido de campanas,
estremece al alma
cuando se llama a duelo.
Ese ruido estremecedor
llega hasta el fondo
de los oídos humanos
como un calambre
que rompe la rutina del tiempo.
Se trata de la fúnebre tristeza
de alguien que se fue
ya de este Mundo.
Pensando en un mañana
distinto,
de Paz Eterna.
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