APRENDIENDO

Únicamente era de ese modo. No había vuelta de hoja. Sólo con la vida de por medio, puede aprenderse todo, dijo el viejo brujo de la tribu. Para que el maestro del pueblo completara, “la vida es la universidad más completa”.

Eso lo había escuchado desde pequeño. Repetido de una u otra manera. Todas las voces tiraban hacia una misma pista, la experiencia como posibilidad de hacerse de conocimientos útiles y comprobables.

Pero llegó el amor. Y con él, las sorpresas. Eso no lo enseñaba nadie; y sin embargo, era asimismo un tranvía lleno de aprendizajes. ¿pero a qué costa? Nadie lo sabía.

Hasta que Humberto cumplió catorce años y conoció a Hilda. Ninguno de los dos supo cómo fue todo pero se dio, sucedió, y cuando voltearon a verse: de sus ojos se despedía un brillo extraño, una sensación de sonrisas y deseos que no era factible ocultar. Sus rostros despedían un halo fácilmente reconocible para quienes ya habían vivido una experiencia semejante. Era el amor. Sin duda. Eso era. Y en torno de sus cabezas danzaba una fila de gnomos que pretendían experimentarlo todo.

Comenzaron por las manos. De ahí pasaron a los besos. Los toqueteos y el descubrimiento de sus cuerpos fueron ascendiendo hasta que en medio del fuego se dio el sexo.

Qué cosa más brillante. Sus cuerpos se juntaron hasta ser uno; y ya no hubo individualidad –no, por lo menos durante unos momentos. Con la llegada del orgasmo volvieron a ser dos, Hilda y Humberto, perfectamente reconocibles y distingibles.

A partir de ese momento fueron comprobando que la enseñanza carecía de premisas. No al menos las que uno podría suponer con la utilización de la lógica. Ni ésta, ni el sentido común funcionaban en estos casos. La relación de pareja no responde a reglas, ni patrones de comportamiento. Es una caja de Pandora, que da saltos, brincos y sorpresas conforme avanza el tiempo.

Y es precisamente el tiempo, el campo de juego en donde desarrolla todo. Con la obsesión en todo caso de confirmar las obsesiones y decires escuchados desde la infancia: “la universidad de la vida es la más sabia de las instituciones inventadas por el hombre”.

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Comentario

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PLUMA ÁUREA
Comentario de Benjamín Adolfo Araujo Mondragón el marzo 3, 2020 a las 8:52pm

¡Gracias querida Beatriz por tu prolijo comentario!

Muy feliz miércoles.


PLUMA ÁUREA
Comentario de Maria Beatriz Vicentelo Cayo el marzo 3, 2020 a las 6:12pm

“la universidad de la vida es la más sabia de las instituciones inventadas por el hombre”.

Y esto es muy cierto!  Pero hay que vivir para que se conviertan en experiencias.  

Para saber que un fósforo quema, tienes que encenderlo primero y quemarte desde luego.  Sino cómo vas a saber que quema?

Igual es en el AMOR, hay que vivirlo primero para después entenderlo.   Como leer una historia, tienes que leerla para saber de qué trata.  Todo es así!

A eso se refiere el adagio, aforismo, como quieran llamarlo:  “la universidad de la vida es la más sabia de las instituciones inventadas por el hombre”.

Y no es ningún invento, ahí alguien se equivocó!! 

Gracias Benja...

¡Interesante tu forma de interpretar aquello de la universidad!

Un abrazo

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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